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Fallece Ricard Fornesa, expresidente de Agbar y gran impulsor de La Caixa

El presidente actual del Grupo La Caixa, Isidre Fainé, ha destacado "la contribución extraordinaria de Ricard Fornesa al crecimiento y a la expansión" de la entidad a lo largo de los últimos 35 años. "Si La Caixa ha llegado a ser lo que es hoy, ha sido gracias al trabajo diario, continuado y silencioso del presidente Fornesa desde su llegada a la entidad en el año 1977".

  • Ricard Fornesa dedicó 26 años a Agbar y fue nombrado presidente de La Caixa el 20 de marzo de 2003.

El expresidente de La Caixa y de Aigües de Barcelona (Agbar), Ricard Fornesa Ribó, ha muerto este sábado a los 82 años, según han informado a Europa Press fuentes de la caja.

El presidente actual del Grupo La Caixa, Isidre Fainé, ha destacado "la contribución extraordinaria de Ricard Fornesa al crecimiento y a la expansión" de la entidad a lo largo de los últimos 35 años. "Si La Caixa ha llegado a ser lo que es hoy, ha sido gracias al trabajo diario, continuado y silencioso del presidente Fornesa desde su llegada a la entidad en el año 1977", ha considerado.

Ha resaltado su talla intelectual y su valía humana que, según Fainé, "supo trasladar al día a día de la entidad, especialmente durante su presidencia, de 2003 a 2007". En este periodo, "impulsó el retorno a los orígenes de la Obra Social de La Caixa", con un giro social de sus actividades y una apuesta por un fuerte crecimiento de su inversión, según ha añadido.

En nombre de La Caixa, sus órganos de gobierno y de todos sus empleados, Fainé ha mostrado su pésame a su mujer y a sus hijos, desde "el recuerdo de una persona excepcional que tendrá un lugar de honor dentro de nuestra historia".

Ricard Fornesa nació en Barcelona el 4 de noviembre de 1931 y era licenciado en Derecho, Intendente Mercantil y Abogado del Estado, en cuya promoción obtuvo la mayor calificación. Dedicó 26 años a Agbar y fue nombrado presidente de La Caixa el 20 de marzo de 2003 en sustitución de Josep Vilarasau, que abandonó su cargo después de estar cuatro años como presidente y 23 como director general de la entidad.

Fornesa era hasta entonces secretario-consejero y adjunto a la presidencia y estaba vinculado a la caja de ahorros desde el 1977, año en que se incorporó como secretario general después de ejercer como delegado de Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona; antes, ejerció como abogado del Estado durante 19 años en diversos lugares de España.

En 1990, y tras la fusión de Caja de Pensiones con Caja de Barcelona, fue nombrado director general adjunto ejecutivo y 'número dos' de La Caixa hasta 1993. Posteriormente fue vocal, secretario del consejo de administración y presidente de la caja de ahorros desde 2003 hasta 2007.

Fornesa fue después presidente de Honor de Criteria CaixaCorp, sociedad que agrupa la cartera de participadas de La Caixa y de la que fue su impulsor, siendo miembro de su consejo desde 2001 y presidente ejecutivo desde 2003 hasta 2009. Así, acumuló 32 años ligado a la principal caja de ahorros catalana, y no por pertenecer a una familia de banqueros de la Seu d'Urgell (Lleida), sino porque le convenció su amigo desde que bachillerato en La Salle Bonanova de Barcelona, Josep Vilarasau.

Aparte de su trayectoria en La Caixa, en 1979 fue nombrado presidente ejecutivo de Aguas de Barcelona (Agbar), empresa que con su llegada remontó una difícil situación económica, y sentó las bases del actual grupo Agbar, compañía que presidió hasta 2006. Casado y con seis hijos, también ocupó cargos directivos en Inmobiliaria Colonial, Lyonnaise, Degremont y La Maquinista Terretre y Marítima, entre otras empresas, y fue investido Doctor Honoris Causa por la Universitat Ramon Llull.

Hombre extremadamente puntual hasta el punto de llegar una hora antes de la fijada en sus reuniones de negocios, tenía como pasiones fuera del trabajo la lectura y la jardinería, a las que dedicaba los escasos momentos que le restaban tras las prolongadas jornadas de trabajo que acostumbraba a realizar debido a su meticulosidad. Su discurso era rápido, incluso demasiado en muchas ocasiones para traductores y prensa, pero sintético, por lo que cada palabra era importante, lo que obligaba a sus interlocutores a mantener constantemente la atención

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