La fiscalidad del tabaco en España es tan compleja, con hasta cinco impuestos operando sobre un paquete de cigarrillos, que produce extraños efectos. Entre ellos, ver a una de las 'big tobacco', Japan Tobacco, solicitando a Cristóbal Montoro que les suba los impuestos, y alegando que paradójicamente esta es la fórmula para evitar que continúe cayendo la recaudación fiscal.
Miguel Luengo, director general de Japan Tobacco Iberia, asegura que en una próxima reunión con el secretario de Estado de Hacienda, Enrique Fernández Moya, le transmitirá la necesidad de subir este mínimo impositivo como forma de evitar la caída en la recaudación, que se ha reducido en 800 millones de euros desde 2011 hasta estabilizarse en 9.100 millones, un 5% de todo lo que recauda la Agencia Tributaria. "Con el impuesto llamado doble mínimo que tenemos actualmente, que es un precio por debajo del cual no se puede vender ningún paquete de 20 cigarros y que está en 3,92 euros, se está fomentando la venta de las marcas más baratas y por tanto las categorías que menos recaudan para el Estado son las que más crecen", aseguró Luengo.
Y es que las cajetillas, además de tener un impuesto fijo de 49 céntimos que opera para todas, tienen el impuesto 'ad valorem' que se aplica al 51% del precio de venta al público (PVP). Por tanto, cuanto más cara se pone una cajetilla más recauda el Estado, que a su vez es el principal afectado por las 'guerras de precios' que de tanto en tanto sacuden al sector.
Las compañías con marcas más débiles no están interesadas en subir precios
Pero al haber compañías que prefieren ir a volumen aunque tengan beneficios muy reducidos, las rebajas de precios pueden darse con cierta facilidad, siendo también el 'target' de compañías más pequeñas que compiten en el segmento low cost. Todo lo contrario que Japan Tobacco (JTI), con marcas como Winston o Camel, que ve margen para una subida de precios en España que mejoraría su rentabilidad. Desde la última subida de impuestos al sector, mediante un Real Decreto el 2 de diciembre pasado, las cuatro grandes han ido moviendo sus precios como si de una partida de ajedrez se tratara. Especialmente rompedor ha sido el lanzamiento por parte de Altadis (grupo Imperial Tobacco) de la marca West a 4 euros este 27 de enero, seguida por British American (BAT) lanzando Rothmans a ese precio.
Sin embargo, Altadis, con sus marcas Fortuna, Ducados o Nobel, más locales y peor posicionadas que las de JTI o Philip Morris, juega a precio. En 2016 perdió su liderazgo en el mercado en favor de Marlboro (PM) y los rumores apuntan a que quiere ser vendida, y a que el comprador podrían ser precisamente los japoneses. La posición de Imperial sería, según esta interpretación, ganar más cuota aunque para ello tenga que vender con mucho menos beneficio.
Aquí vemos la evolución en el mercado conjunto de cigarrillos y tabaco de liar. Imperial Brands, dueña de Altadis, no para de caer frente a Philip Morris que sube.
En esta situación en que las marcas de JTI y de PM están mejor posicionadas y por tanto los fumadores pueden pagar más por ellas, los japoneses están dispuestos a subir los precios, y una subida de impuesto mínimo que obligara a todos a tirar hacia arriba, favorecería sus intereses. Hay que tener en cuenta que debido al impuesto 'ad valorem', a Hacienda le interesan precios cada vez más altos pero no lo suficiente como para disuadir del consumo.
El año pasado, las tabaqueras ganaron 1.737 millones sólo en España
El 'doble mínimo' lleva sin actualizarse desde 2013. La matriz de Camel y Winston propone 4,44 como doble mínimo, al ser el precio medio ponderado, o la media de precio de las cajetillas que se venden. Hay que tener en cuenta, asegura Luengo, que en los últimos 15 años en los que el mercado del tabaco español tanto el Estado como los minoristas (los aproximadamente 13.000 estancos que hay) han aumentado sus ingresos. No así las multinacionales, que han reducido beneficios desde los 2.076 millones que ingresaban en 2002. Pese a todo, se llevaron 1.737 millones de euros a repartir principalmente entre cuatro grupos. Beneficios millonarios que las 'big tobacco' suelen facturar en países con fiscalidad ventajosa mientras en España mantienen pequeñas sociedades que ostentan la representación de sus marcas.