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Uber y Cabify pasan al ataque contra los taxistas conscientes de su debilidad

Las dos empresas hacen uso de una asociación a la que no pertenecen oficialmente: Unauto.

  • Uber y Cabify pasan al ataque contra los taxistas conscientes de su debilidad

Un conductor de VTC se vanagloriaba este viernes: "Esta semana la mitad de los españoles que aún no conocían a Uber y Cabify nos han conocido. Hemos salido en televisión todas las mañanas, en Espejo Público con Susanna Griso, hemos salido en la radio y nos están preparando un reportaje de TV para este sábado. La demanda ha crecido un 30% desde el martes así que nos ha venido de maravilla".

Este trabajador, que reconoce cobrar apenas 1.000 euros "por 12 horas de trabajo" mientras que los taxistas "ganan 3.000 o 4.000" en Madrid, da unas vueltas indeciso por la M-30 antes de escoger la opción que le pide su cliente, no la que le marcaba la app. Exultante, no tiene dudas en atacar a los taxistas: "ellos quieren un monopolio pero desde hace un año ya no hay monopolio".

En cierto modo, este conductor cuyo nombre no diremos no hace sino trasladar el discurso que las dos principales aplicaciones de vehículos bajo demanda, Uber y Cabify, defienden desde hace unos meses en los que su política de comunicación antes timorata ha cambiado: antes pedían perdón por existir, pero ahora dicen que los taxistas no quieren competencia, ganan mucho dinero y lo quieren todo para ellos. Mediante el sistema de módulos, además, apenas pagan impuestos, aseguran.

Eduardo Martín es el brazo ejecutor de un cambio de comunicación de la defensa al ataque

Tales son los mensajes que viene lanzando desde hace unos meses Eduardo Martín, presidente de la asociación Unauto desde marzo de este mismo año. Este es el lobby en el que Uber y Cabify han cedido su responsabilidad de comunicación y que se ha paseado de forma impenitente por todos los medios. Martín es el brazo ejecutor de un cambio de política que pasó del ataque a la defensa y que ha sido bendecida por las dos grandes empresas de app, que así se mantienen más resguardadas. Unauto defiende sus posturas en los medios, pero curiosamente ni Uber ni Cabify forman parte de Unauto ya que tanto una como otra no tienen directamente licencias sino que trabajan con compañías de transporte que son las que las tienen.

Esta cesión de responsabilidad en terceros es marca de la casa. Igual que si un cliente busca en Madrid la ficha técnica del vehículo -de una empresa de las asociadas a Unauto- para saber más de ellos, Uber es el intermediario y no permite concoer estos datos: manejan todo pero sin poseer aparentemente nada.

Ataques al sector

Cabify, controlada indirectamente por BBVA, y Uber, llevan meses o años recibiendo ataques de algunos taxistas y acusaciones de funcionar en la ilegalidad, algo que con el reglamento de transporte en la mano se sostiene difícilmente. Pero desde hace apenas dos o tres meses las dos empresas de transporte se creen con la fuerza suficiente y sobre todo con el apoyo popular necesario como para no esconder sus argumentos. Saben que el sector del taxi está enfrentado entre sí y dividido en sus propias contradicciones, y creen que la situación actual es propicia para 'venderse' en televisión y donde haga falta.

La manifestación de taxistas del pasado martes ha sido muy beneficiosa para la estrategia de los nuevos competidores. Sus informaciones ven claramente una mayoría de la población que está a favor de liberalizar el transporte urbano, tal y como decía un trending topic de Twitter este viernes. Twitter, una red social donde los seguidores de Podemos suelen ser mayoría, apoya a Uber y Cabify mayoritariamente.

Esto indica que buena parte de los ciudadanos, al menos de los tuiteros, no entienden las reivindicaciones taxistas, que se encuentran ahora entre la espada y la pared. En el taxi, la estrategia común es un imposible, porque muchos años y muchas rencillas dividen a la profesión. El tiempo juega a favor de la 'disrupción', y el Gobierno se limita a avisar de que dentro de unos meses habrá aún más competencia pero que ellos no pueden hacer nada.

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