Los operadores de telecomunicaciones están tomando posiciones en la batalla de la fibra óptica, que permitirá comercializar velocidades de Internet superiores a 100 megas, junto a otros servicios (televisión , fijo, móvil...). En esta pelea, el desarrollo de la fibra óptica está avanzando a dos velocidades: Telefónica, por un lado, que está desplegando infraestructuras a buen ritmo (saca una ventaja a sus rivales de 3,4 millones de hogares); y por otro lado, sus rivales, Orange, Vodafone, Jazztel…, que se encuentran con planes de fibra dispersos. Los tres creen que la solución está unir fuerzas entre ellos, pero no dan el paso.
Juntos, el despliegue de un red de fibra sería más barato y les permitiría lanzar ofertas comerciales mucho antes que si cada uno de ellos diseñara su red. Esto lo tienen claro (llamado modelo de coinversión). Pero les fren , según su visión, la falta de un marco regulatorio más favorable. Orange es la más optimista y confía en que el regulador flexibilice este marco. Y por ello, de las tres, es la única que ha puesto un plan de inversión sobre la mesa (300 millones en cuatro años) y ha invitado a sus rivales alternativos a participar en él para desplegar más rápido. Pero Vodafone y Jazztel van a otro ritmo. "¿Fibra óptica? Sí, pero con las redes de Telefónica", subrayaba esta semana Francisco Román, presidente no ejecutivo de Vodafone.
Mientras Telefónica sigue ganando terreno, los rivales se debaten en este dilema regulatorio. “Las negociaciones son lentas y largas”, ha señalado este miércoles el consejero delegado de Orange, Jean Marc Vignolles, durante las jornadas del sector de las telecomunicaciones que se celebran esta semana en Santander. Para dinamizar esta situación -ya que el tiempo corre en contra de ellos y a favor de Telefónica-, Orange se ha ido al regulador, a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, y ha pedido que penalice a los operadores que no inviertan en redes de fibra, y de alguna manera, intenta forzar a Vodafone (y otros, como Jazztel) a que se embarquen ya en esta aventura. En la práctica, lo que ha pedido Orange es que a los operadores alternativos que no inviertan paguen más por alquilar la red a Telefónica. Con esta propuesta, Orange está solucionando de alguna manera, el temor que tiene la CMT de que los operadores pueden verse tentados a no invertir si les permite utilizar las redes ultrarrápidas de Telefónica.
Todos los alternativos se quejan ante el Gobierno y CMT de que las actuales condiciones regulatorias favorecen a Telefónica en la batalla de la banda ancha ultrarrápida, porque el incumbente no está obligado a compartir sus redes con sus rivales (sólo hasta 30 megas); y todos, en cierto modo, alertan del riesgo de volver a una situación de monopolio en España en el terreno de las redes de fibra. Piden acceso a las redes de Telefónica, como tienen con el ADSL, pero el regulador por ahora es reacio. Y Orange, además de pedir el acceso a la red de Telefónica, insta a que se penalice a los operadores que no inviertan, con un mayor coste de acceso.
“El regulador debe entender que no puede incentivar solo al incumbente, sino que es necesario crear competencia para la modernización del país”, explica Vignolles.
La clave ahora es la rapidez
La clave de la batalla de la fibra óptica es la rapidez, como explicaba esta semana José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica Europa. Y en este sentido, el tiempo juega en contra para los alternativos, y por ello, Orange está forzando a sus rivales a tomar posiciones en torno a su plan.
La compañía que preside César Alierta está desplegando las redes de fibra ultrarrápidas (para velocidades superiores a 100 megas) a un buen ritmo (cuenta ya con 3,4 millones de hogares) y lo seguirá haciendo. De hecho, Pallete confirmó esta semana seguir adelante con su plan en 2013.
Sí a la subvención de terminales
En el área de la telefonía móvil, Orange se ha mantenido firme en su política de subvención de terminales, como parte de su estrategia de captar y retener clientes. “La eliminación total de la subvención es perjudicial para los operadores: sin la subvención, el mercado no habría evolucionado al ritmo adecuado, ya que permite el desarrollo de la tecnología”, ha destacado Vignolles.
Movistar y Vodafone reenfocaron esta política hace unos meses ante la enorme presión que ejercían los elevados costes comerciales sobre sus cuentas en un momento en que sus respectivas bases de clientes se reducían. “La subvención es una demanda de los clientes. Hay un grupo de clientes que buscan tarifas baratas sin permanencia; pero la mayoría quieren subvenión. El modelo no está agotado”, defiende el ejecutivo.