España y Alemania personalizan el choque que se ha vivido entre los países del sur con los del norte de Europa en el consejo extraordinario de ministros de energía de la Unión Europea. El sur, junto con Polonia, reclama que se límite el precio del gas a todos los proveedores para evitar el efecto contagio en su economía. Los del norte, donde también destaca Holanda, rechazan la propuesta porque están más preocupados por el suministro que por el precio.
Dos bandos que se crean en el peor momento. El frío ya ha llegado a Europa y la demanda de gas natural tanto para calentar los hogares como para producir electricidad. Aquellos que pretenden limitar el precio del gas para evitar el efecto contagio en la inflación piden un acuerdo inminente.
Francia, Italia, España, Polonia, Portugal, Grecia y otros nueve países de la UE consideran que este tope aborda el problema en su origen. Pero el acuerdo lo han aplazado para el 13 de diciembre. Es decir, ‘de momento’ ganan en esta disputa los países del norte. Alemania y los Países Bajos consideran que este límite aumentaría la demanda y asustaría a los proveedores que, en el caso del gas natural licuado (GNL), encontraría mejor rentabilidad en otros puertos.
“Esta situación es lamentable por muchas razones”, explican los expertos del ‘think tank’ Bruegel, unas investigaciones muy tenidas en cuenta en las reuniones de la UE. “Se está bloqueando el acuerdo sobre una solución coordinada y socavando la unidad de la UE frente a la agresión rusa. Y está perpetuando las divisiones que la UE ha trabajado duro para superar”, añaden. Los analistas apuntan que las dos sensibilidades se producen porque los del norte pueden compensar la subida de precios con su mejor fiscalidad, mientras que España con sus socios necesitan un límite para no tener que ‘rascarse el bolsillo’.
Un tope de precio al por mayor del gas estabilizaría los precios sin necesidad de que los países tengan que inyectar dinero o reducir sus ingresos tributarios por el sector energético. Bruegel pone como ejemplo la excepción ibérica, implementada por España y Portugal desde junio de 2022. La medida limita el precio del gas para la generación de electricidad para reducir los precios mayoristas de la electricidad.
Los proveedores de gas reciben entonces un subsidio que cubre la diferencia entre el precio de mercado y el tope, y el costo del subsidio se transfiere a los consumidores. El Estado no paga nada. “Tal enfoque nivelaría el campo de juego entre países como Alemania con mucho espacio fiscal y aquellos como Francia, Italia y España con menos espacio fiscal, evitando una carrera de subsidios que sería ganada por Alemania”, explican los analistas de este centro de investigación de Bruselas.
"Una mala idea" o "España tiene razón"
Un tope en el precio del gas para toda la Unión Europea es una mala idea por varias razones, según los expertos. El tope podría ser contraproducente para frenar la demanda, amenaza la capacidad de Europa para atraer gas poniendo en riesgo el suministro que tanto se necesita durante 2023 y tiene problemas en la distribución de los costes de este límite entre los consumidores europeos.
Los países del sur tienen razón, según los investigadores, al preocuparse por las implicaciones para la igualdad de condiciones de la UE de los subsidios otorgados a las empresas. Una carrera por las subvenciones al gas podría perjudicar a los países fiscalmente más débiles de dos maneras. Podría succionar todo el gas hacia los países que mejor lo compensen más generosos y, en el caso de que lo hagan, los países del norte tienen mejor fiscalidad para subvencionar a sus consumidores.
Se infligirá una herida profunda en la UE, además de las cicatrices que quedan de la crisis de la deuda del euroBruegel
Esto quiere decir que, por ejemplo, las empresas alemanas intensivas en energía pueden salir de la crisis mejor que sus competidores españoles. "Se infligirá una herida profunda en la UE, además de las cicatrices que quedan de la crisis de la deuda del euro", comentan desde Bruegel.
La primera idea que hay encima de la mesa es limitar a 275 euros/MWh al precio de las compras de gas mediante un mecanismo que se activará automáticamente cuando su precio suba de forma excepcional. Este sistema limitará las transacciones del mercado regulado TTF holandés (el que se usa como referencia en Europa) con un mes de antelación, y contará con un freno de emergencia para que se pueda suspender en caso de que perturbe gravemente los mercados.
La intención es que comience a operar el 1 de enero de 2023, pero la propuesta será debatida por los Veintisiete este jueves, en un consejo extraordinario de energía en Bruselas. Los líderes de la UE pretenden cerrar este acuerdo en una cumbre entre el 15 al 16 de diciembre en seguimiento a la reunión de este jueves.
"¿Qué se necesitaría para resolver las diferencias? En nuestra opinión, la UE debería abandonar las ideas de precios máximos y, en su lugar, abordar la cuestión de la igualdad de condiciones, de manera más eficiente y transparente", concluyen desde el centro de investigación con sede en Bruselas.