“Por fin nos hemos dado cuenta de que los recursos naturales son limitados y que tenemos que invertir de otra manera, por lo que la etiqueta green está aquí para quedarse”, aseguraba ayer la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, durante la presentación de un informe sobre financiación sostenible del Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política, EuropeG.
Durante 2018, los emisores españoles colocaron más de 5.000 millones de euros en los conocidos como ‘bonos verdes’, según el último informe realizado al respecto por la agencia de calificación Moody’s. De esta manera, después de cierto retraso a la hora de incorporarse al carro de la financiación sostenible, ha comenzado a colocarse al nivel de países como Suecia o Bélgica.
Y es que las emisiones ‘verdes’ están al alza y cada vez son más accesibles. Según Moody’s, se espera que durante 2019 alcancen valores por más de 174.000 millones de euros a nivel global, un incremento de un 20% respecto a este año.
'Bono verde'
Un 'bono verde' es cualquier tipo de bono cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar proyectos sostenibles, ya sean nuevos o no, para poder cumplir con las directrices establecidas por los Green Bond Principles, que promueven la integridad del mercado mediante el establecimiento de una serie de normas.
En definitiva, para que un bono pueda recibir la etiqueta de 'verde' tiene que contar con fondos que vayan a ser destinados a proyectos que luchen contra la contaminación, supongan la creación de infraestructuras de energías renovables, pongan en marcha iniciativas de adaptación al cambio climático o fomenten la gestión sostenible de recursos naturales, entre otros.
Según el estudio del que hablaba la ministra -elaborado por el catedrático de Hacienda de la Universidad de Barcelona Antoni Castells y otros catedráticos y profesores de Economía, entre ellos Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI)- “tradicionalmente se consideraba que la inversión sostenible implicaba aceptar que iba a tener una menor rentabilidad”.
Ontiveros, junto al resto de expertos, desmentía ayer este 'mito': “Las inversiones verdes tienen igual o más rentabilidad, y por supuesto, siempre conllevan menor riesgo”. “Por eso los bonos verdes funcionan tan bien”, apuntaba.
Funcionan bien, y además, cada vez están más demandados. De acuerdo con el trabajo de campo realizado por EuropeG, los inversores aseguran que su principal motivación para apostar por los bonos sostenibles no es otra que “la demanda de sus clientes”, seguida de lo que consideran como “la mejor estrategia de inversión".
ICO se estrena
También este miércoles, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) se estrenaba en el mundo de la financiación verde con una emisión a cinco años por valor de 500 millones de euros. Según fuentes de la institución, la decisión la propició una importante demanda, equivalente a 3.400 millones de euros.
La ministra de Transición Ecológica, explicaba ayer que la fuerte demanda recibida no es más que un síntoma “de una tendencia cada vez más obvia”. El Tesoro Público también está estudiando la posibilidad de emitir 'bonos verdes', como ya han hecho en otros países como Francia o Bélgica. Sin embargo, no ha habido ninguna colocación de este tipo hasta el momento.
Resulta clave que el conjunto de activos financieros tiene que ser compatible con los Acuerdos de París, igual que no nos planteamos que la actividad financiera no sea compatible con los Derechos Humanos"
“Resulta clave que el conjunto de activos financieros tiene que ser compatible con los Acuerdos de París, igual que no nos planteamos que la actividad financiera no sea compatible con los Derechos Humanos, por ejemplo”, apuntaba Ribera.
En el sector privado también se están subiendo a un tren cuyo recorrido parece que será muy largo. Hace pocos meses, Telefónica abría la veda al emitir por primera vez este tipo de deuda en el sector de las telecomunicaciones a nivel mundial, con una operación de deuda sostenible de unos 1.000 millones de euros.
Iberdrola, líder mundial
Iberdrola, por su parte, lleva años liderando el sector de emisión de 'bonos verdes' a nivel mundial. Comenzó en 2014, y desde entonces ha aumentado los importantes de los mismos y la periodicidad, hasta alcanzar más de 1.400 millones de euros emitidos en deuda sostenible durante 2018.
Otro de los grandes gigantes españoles que se ha incorporado al mercado las finanzas sostenibles es el BBVA, que movilizó 11.815 millones de euros en financiación verde durante el último año. Según la entidad financiera, esta cifra de casi 12.000 millones de euros incluye operaciones en financiación verde (69% del total), infraestructuras sostenibles y negocios agrícolas (13%), y emprendimiento social e inclusión financiera (18%).
A nivel global, las emisiones mundiales de 'bonos verdes' superaron los 160.000 millones de dólares en 2018, con un saldo vivo de 372.000 millones de dólares, y en el caso europeo, de aquí a 2030 se estima que representarán en torno a 180.000 millones de euros anuales para financiar los compromisos de energía y clima de la Unión Europea.