La reforma del mercado de la electricidad de Europa vivirá un nuevo capítulo el próximo 17 de octubre en Luxemburgo. Alemania y Francia volverán a mostrar que cada uno quieren adaptar la forma en la que se produce, distribuye y comercializa la luz a sus intereses nacionales. Una actitud que no ha tomado España que, pese a tener la ‘voz cantante’ en el Parlamento Europeo y la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en la fase clave de la negociación, ha asumido el rol de moderador entre ambos países.
El choque entre los gobiernos de Emmanuel Macron y Olaf Scholz se debe a las subvenciones a la energía nuclear. Un asunto clave para la competitividad de sus industrias nacionales. El Gobierno de Pedro Sánchez no ha utilizado esta “oportunidad histórica”, como lo definen a Vozpópuli desde las asociaciones energéticas, para buscar un cambio de tendencia en Europa que defienda a su industria, principalmente, priorizando el potencial de renovables que hay en el mercado español.
Una estrategia que se esperaba en el arranque de la negociación. Pero la negociación para formar Gobierno en España ha ocupado más espacio para Sánchez y su equipo que esta estrategia en Europa. “Se está perdiendo una gran oportunidad para defender unos precios de la energía eléctrica que por primera vez en España serán los más bajos de la Unión Europea gracias a la masiva instalación de plantas de energía renovable, algo que, sin duda, era clave para el crecimiento de la industria en nuestro país”, explican desde el sector.
La ministra Teresa Ribera, que en este ámbito lidera la presidencia española, afronta la reunión analizando cómo se puede alcanzar un acuerdo entre Francia y Alemania. Un debate que, básicamente, consiste en cómo pueden subvencionar los precios de su electricidad para mantener la competitividad de sus industrias.
España piensa ahora en Alemania
El último borrador presentado por el Gobierno de Sánchez de cara a contentar a Macron y Scholz el próximo martes muestra esta tendencia. El artículo ‘19b’ de este debate es el polémico, ya que aborda los denominados los contratos por diferencia (CFD), en los que se pacta un precio fijo garantizado por el Estado entre el comprador y el generador con vistas a luego hacer cuentas y utilizar la diferencia para ayudar a los diferentes sectores energéticos.
La diferencia entre los precios de los CFD y los precios del mercado es lo que recaudaría a los países para sus ayudas. Y el debate es qué, cómo y a quién pueden ayudar. La última versión liderada por España elimina la posibilidad de que los contratos por diferencia puedan financiar centrales a las que se ha incrementado su capacidad, limitando esta posibilidad únicamente a las nuevas centrales, algo que va totalmente contra el gran parque de nucleares ya instalado en Francia y agrada más a los intereses de Alemania.
Una competencia interna
Unos detalles claves para el futuro del sector industrial alemán y francés que compiten con la deslozacilización y necesidades de las empresas españolas. Por un lado, Francia es partidaria de la intervención del precio de la luz, donde el mercado está en manos de una empresa pública que controla las centrales nucleares. En el caso alemán, la apuesta son los incentivos fiscales a la industria, tal y como anunció en agosto Olaf Scholz con 50 medidas fiscales dirigidas a mejorar el crecimiento y la competitividad de las empresas cuyo impacto se cifró en unos 32.000 millones de euros.
Históricamente, los precios de la electricidad en España han sido más caros que en las dos primeras economías europeas. Pero el fuerte despliegue de las renovables, que ha convertido a nuestro país en una de las grandes potencias mundiales en energías limpias, podría revertir esta situación.
Una oportunidad perdida
Alemania se benefició durante años del gas a bajo precio que recibía de Rusia y Francia vino marcando los precios en el mercado marginalista, con sus 59 centrales nucleares, porque era la energía más barata.
Sin embargo, sin Rusia y con el menor respaldo de la energía nuclear, España tiene la oportunidad de tomar el relevo con precios muy competitivos de su fotovoltaica y eólica, que ahora sufren por encontrar demanda industrial. Aunque, como esperan desde el sector, la reunión del día 17 no se utilizará para ello y sólo se hablará de los intereses franceses y alemanes.
IWC
El gobierno español es un cero a la izquierda en Europa. Pero esta irrelevancia ha tenido una ventaja: la de tirar a la papelera el estrambótico plan de regulación eléctrica de la Ministra de energía.