El Producto Interior Bruto creció en el segundo trimestre del año en curso un 0,8% en relación con el trimestre anterior, según anunció hace unos días el Instituto Nacional de Estadística. En términos interanuales, el ritmo de crecimiento de la economía española se aceleró al 2,9%, tres décimas más que en el periodo precedente. Este buen dato de la Contabilidad Nacional Trimestral es fruto de una aportación de la demanda nacional de 2,0 puntos y de una aportación de demanda externa de 0,9 puntos.
El principal agregado de estas cifras ha sido, una vez más, el gasto en consumo final, que, a pesar de moderarse algo entre los meses de abril y junio, creció un 2,3% en tasa interanual. En el caso de las familias, el consumo aumentó un 2,3%, el mismo nivel que el gasto de las Administraciones Públicas.
Y es que el consumo sigue siendo unos de los componentes más dinámicos de la economía española de los últimos años. ¿Por qué? Porque ha crecido la remuneración de los asalariados un 7%; el número de puestos equivalentes a tiempo completo de asalariados es un 2,5% superior y su remuneración media ha aumentado un 4,4%.
Mayor número de ocupados hasta niveles récord y mayores remuneraciones mensuales ligadas a la inflación forman parte del cóctel perfecto para, no sólo mantener, sino disparar el consumo de las familias. Falta un tercer componente indispensable: el crédito. Y los datos que acaba de publicar el Banco de España confirman su dinamismo.
En los seis primeros meses del año, los hogares españoles han firmados nuevas operaciones de créditos al consumo por importe de 18.500 millones de euros, la cifra más alta de los últimos dieciséis años, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Banco de España. Habría que remontarse a la primera mitad de 2008, antes incluso de la quiebra de Lehman Brothers y posterior estallido de la burbuja financiera, para encontrar una cifra superior. Entre enero y junio de ese 2008, los créditos al consumo concedidos por las entidades financieras a las familias españolas alcanzaron nada menos que los 23.810 millones de euros, un 28,7% más que la cifra registrada este año.
Eran tiempos de bonanza económica, de fuerte ocupación y de un optimismo contagioso, que se trasladaba a todas las formas posibles de gasto en consumo (automóviles, televisores de alta gama, ordenadores de marca...) e inversión, particularmente, en la compra de viviendas. Durante varios meses del año 2007, los bancos llegaron a conceder créditos al consumo por importe mensuales superiores a los 5.000 millones de euros, una cifra que hoy se corresponde con la financiación mensual de préstamos hipotecarios.
En estos primeros meses de 2024, a pesar del crecimiento del 16,87% registrado este año en relación con el mismo periodo del año pasado, las entidades financieras tienen que “conformarse” con conceder mensualmente entre 3.100 y 3.300 millones de euros, un nivel, eso sí, que no se alcanzaba desde el año 2019, antes de la irrupción de la pandemia. Las variaciones mensuales han sido importantes en los tres últimos meses, alcanzado en algunos casos incrementos del 39%.
Además de la buena marcha de la economía y el empleo, una parte importante de este aumento en la concesión de créditos tiene que ver necesariamente con la disminución de su coste. Según los datos del Banco de España, el tipo de interés medio de las nuevas operaciones de crédito al consumo se situó en junio en el 8,55%, su nivel más bajo en los últimos doce meses. En el mes de enero, por ejemplo, el coste superaba el 9% y hace justamente un año, el 9,5%.
La deuda que las familias tienen contraída con los bancos por los créditos al consumo roza los 190.000 millones de euros: es de, exactamente, 189.747 millones de euros. En los últimos años, únicamente en cuatro ocasiones se ha superado esa barrera. La cifra de 193.095 millones de euros de junio de 2019, se mantiene como la más elevada de los últimos diez años.
Los créditos al consumo son muy estacionales, como lo demuestra el hecho de que las puntas máximas de la deuda viva de los hogares se producen sistemáticamente durante los meses de junio y noviembre, coincidiendo con la llegada de las vacaciones veraniegas y del “black friday”, el inicio, en Estados Unidos, de la temporada de grandes compras prenavideñas, que ha arraigado con fuerza en España en los últimos años.
Así, en junio de 2023, el saldo vivo subió solo en un mes en 11.184 millones de euros, hasta 188.986 millones, para, inmediatamente después, descender a 179.633 millones. Esta misma situación se repitió en noviembre y en junio de este año, en el que la deuda de los hogares con los bancos aumentó en 11.025 millones desde el mes anterior
nataliany
Hoy comienza la recesión . El aumento de la morosidad ya había empezado hace meses.
federico
En 2008 la deuda total de las familias era de unos 900.000 millones, de los que unos 675.000 eran hipotecas, el 75% del total. El pasado 10 de julio, el Banco de España publicó que la deuda total de las familias ha bajado a 682.000 millones, de los que el 74% siguen siendo hipotecas. Claro, hay 2,6 millones más de habitantes, casi todos inmigrantes que no se endeudan mucho y tampoco suelen ser propietarios hipotecados, sino inquilinos de las viviendas más asequibles que haya. En cualquier caso, descontados los pasivos de los activos financieros de las familias, estos últimos quedan en algo más de 2,1 billones (De 12 ceros), casi un 10% más que el año pasado.
marqueslinchado
El Autócrata, la Tonta y la Arrastrá no necesitan a la prensa de progreso para difundir sus bulos: además de la buena marcha de la economía y el empleo, una parte importante de este aumento en la concesión de créditos tiene que ver necesariamente con la disminución de su coste (sic).