Los incentivos fiscales a la I+D+i no acaban de funcionar en España. Según la Fundación de Economía Aplicada (Fedea) esto ocurre por una razón. Y es que las pymes no los usan todo lo que podrían hacerlo por miedo a las inspecciones fiscales. No saben aplicar estos incentivos y prefieren no hacerlo para evitar la lupa de Cristóbal Montoro. Por eso, convendría redisideñar el esquema de incentivos y simplificarlos para que las pequeñas y medianas empresas se beneficien tanto como las grandes.
Y es que, según Fedea, aunque el sistema español de incentivos es uno de los más generosos de la UE, muchas empresas no lo aplican. Inicialmente, estos incentivos se plantearon exclusivamente a los gastos en I+D empresarial. Posteriormente, se incluyó también la innovación y se fijó una deducción del 20% para este tipo de gastos. Sin embargo, mientras que la I+D es relativamente fácil de contabilizar para las empresas, no ocurre lo mismo con los gastos de innovación.
De hecho, por eso aparecieron los certificados y las empresas certificadoras, que intentan resolver las dificultades para identificar correctamente este tipo de gastos y reducir así las complicaciones. En realidad los problemas se centran, sobre todo, en las pymes. A las grandes empresas les ha venido bien porque son grandes inversoras en I+D+i, pero las pequeñas no han sabido aplicarse estos incentivos o han preferido no hacerlo para evitarse problemas con el fisco.
La fundación apuesta por rediseñar el esquema actual de incentivos antes de crear otros nuevos
Por eso la fundación cree que ha llegado el momento de rediseñar el esquema de incentivos para hacerlo más sencillo. Y es que, a su parecer, todos los instrumentos pueden ser efectivos siempre que estén bien diseñados. "No sobra ninguno si se utilizan bien", sostiene. Incluso resalta la importancia de no añadir nuevos instrumentos sin antes revisar los que ya existen.
En este sentido, el informe de Fedea aprovecha también la ocasión para asegurar que la evaluación del impacto de la política de innovación en España es reducido y que sus resultados están poco difundidos. Y en parte esto se debe a la dificultad a la que se tienen que enfrentar los especialistas de este tipo de análisis para acceder a la información sobre las ayudas y sus preceptores. Y es que es una información que, en muchos casos, está sujeta a acuerdos de confidencialidad.
A pesar de la dificultad, Fedea cree que es importante intentar dar pasos al frente en este sentido, puesto que la política de innovación se financia con dinero público y compite en los Presupuestos con otras materias importantes para los ciudadanos. Por eso debería evaluarse bien para poder comprobar su efectividad y asegurar las partidas presupuestarias.
Seguridad, defensa y cambio climático, sectores clave
Y esa no sería la única ventaja. Si las empresas tienen evidencias contrastadas de que las empresas innovadoras se comportan mejor, aumentará su deseo de innovar para mejorar su negocio. Sobre todo si ven este efecto en empresas que reciben ayudas públicas. Eso sí, para que esto pueda ocurrir es fundamental que los resultados de la evaluación política se difundan.
Además de todo lo anterior, Fedea apuesta por tres sectores claros a los que dirigir el dinero de forma vertical para fomentar la inversión en I+D: la seguridad, la defensa y el cambio climático. Priorizando o no por sectores, lo que sí deja claro el informe es que es urgente emprender una nueva etapa para darle un impulso definitivo a la innovación empresarial en España.