El movimiento en el mercado laboral sigue siendo frenético en estos últimos meses. En el segundo trimestre del año, el flujo de personas que entraron a trabajar fue de 1.554 millones, una cifra superior en 678.800 a la del mismo trimestre del año anterior. El flujo de salida desde la ocupación al desempleo alcanzó a 989.300 personas, 927.300 menos que doce meses antes. Son datos de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre publicada por el Instituto Nacional de Estadística. El pasado año, por estas mismas fechas, entraron a la ocupación solo 686.200 personas y salieron de ésta nada menos que 1.916.600.
¿Cuáles son las causas que alegan los empresarios para proceder a la extinción de las relaciones laborales? La principal, la finalización del contrato de trabajo, muy por encima del despido. Entre las dos fórmulas representan entre el 55% y el 81% de todas las salidas del mercado de trabajo, dependiendo de la franja de edad de los afectados. Otras fórmulas, como la enfermedad, el ciudado de niños o de personas mayores o la realización de cursos de formación y capacitación, son bastante menos utilizadas.
De acuerdo con los últimos datos de la EPA, a cierre del mes de junio, en España había 16.507.400 asalariados, de los que 12.370.200 tenían contrato indefinido y 4.137.200, contrato temporal. Los primeros suponen el 74,9% del total y los segundos, el 25,1%. Con esta desproporción entre asalariados con relaciones indefinidas o temporales con la empresa, ¿cómo es posible que la finalización del contrato sea el camino más usado para rescindir los contratos?
Las razones hay que buscarlas en el propio Ministerio de Trabajo. El número de contratos registrados por el Servicio Público de Empleo Estatal durante el pasado mes de julio ascendió a 1.838.250, un 19,67% más que los firmados en el mismo mes de 2020.
De los 1,84 millones de contratos firmados en julio, 1,68 fueron contratos de carácter temporal
A lo largo de los siete primeros meses del año, se han suscrito 10.457.270 contratos, cifra que supone un crecimiento de 1,6 millones respecto a los mismos meses del pasado año. De ese 1,84 millones de contratos firmados, 1.672.750 fueron contratos de carácter temporal, entre los que sobresalen los rubricados bajo el epígrafe "eventuales por circunstancias de la producción" y "obra y servicio", que absorben las tres cuartas partes de los mismos. Solo 165.500 acuerdos tuvieron duración indefinida.
En los siete primeros meses del año, se firmaron en España 10,45 millones de contratos, de los que 9,3 millones fueron temporales. Nueve de cada diez contratos firmados tienen fecha de caducidad. Entre enero y julio, con estas condiciones, se suscribieron 9,33 millones de acuerdos, un 19,91% más que en los mismos meses de 2020. Sólo 1,67 millones de contratos tuvieron una duración indefinida, a pesar de crecer un 25,6% en relación al mismo periodo del año pasado.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la finalización de contrato ha sido la razón esgrimida por los empresarios para acabar las relaciones contractuales en el 70% de los casos que atañen a jóvenes de entre 16 y 24 años. A medida que aumenta la edad del trabajador, el porcentaje baja: al 63% entre los trabajadores de 25-34 años; al 49,4%, entre los de 35 y 44 años; al 46,4%, entre los de 45 y 54 años, y al 38,6%, a partir de los 55 años.
La finalización de contrato ha sido la razón esgrimida por los empresarios para acabar las relaciones contractuales en el 70% de los casos que atañen a jóvenes de entre 16 y 24 años
Esta evolución contrasta con la de los despidos tradicionales. En el caso de los más jóvenes, esta modalidad se utiliza en el 11% de los casos en trabajadores y en el 17,4% entre los que tienen 25-34 años. El máximo se registra en personas con edades comprendidas entre los 35 y 44 años. Uno de cada cinco rescisiones de las relaciones laborales se lleva a cabo con este modalidad, un punto porcentual más que entre los 45 y 54 años. En los más mayores, los despidos directos afectan a uno de cada seis. La razón puede residir en que despedir a trabajadores con más antigüedad en el puesto de trabajo resulta siempre más costoso para el empresario.
Según el INE, el 35,7% de las personas con más de 55 años que dejaron de trabajar por una u otra razón lo hicieron hace tres años o más; un 26%, en el caso de los que tenían entre 45 y 54 años, y uno de cada cinco con edades comprendidas entre los 35 y 44 años. En el caso de los más jóvenes, la proporción se desploma hasta el 5%.