El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado drásticamente a la baja sus previsones de crecimiento como consecuencia del impacto de la guerra en Ucrania y del impacto de los elevados precios de la energía, según recoge la institución en su informe anual 'Artículo IV' de la mayor economía europea, que podría sufrir "un impacto considerable" en el caso de un cierre completo del flujo de gas ruso.
De este modo, el FMI espera ahora que el PIB de Alemania crecerá este año un 1,2%, frente al 2,1% que pronosticó el pasado mes de abril y menos de la tercera parte del 3,8% que proyectaba el pasado mes de enero. De cara al próximo año, la rebaja es aún más acusada, ya que el crecimiento estimado del PIB quedaría en apenas un 0,8%, muy lejos del 2,7% previsto en abril.
Asimismo, las nuevas previsiones del FMI contemplan que la inflación para 2022 se situará en el 7,7%, cuando en abril la expectativa era del 5,5%, para moderarse en 2023 al 4,8%, muy por encima del 2,9% anticipado en abril. Según los cálculos de los técnicos del FMI, el impacto de la guerra habría reducido el PIB alemán en aproximadamente un 2,5% en 2022, de los que 0,5 puntos porcentuales serían compensados con las medidas fiscales anunciadas desde febrero, mientras que el encarecimiento de la energía desde enero habría enfriado las proyecciones de crecimiento en 2022 en aproximadamente 1,25 puntos porcentuales.
En cualquier caso, el FMI subraya que la incertidumbre es muy alta, advirtiendo de que los riesgos para su pronóstico de crecimiento de referencia "están sesgados a la baja", mientras que los riesgos para el pronóstico de inflación "están sesgados al alza".
"La mayor amenaza es un cierre persistente de las exportaciones de gas ruso a Europa, lo que podría causar reducciones considerables en la actividad económica alemana y aumentos en la inflación", advierte la institución, señalando que, a medio plazo, la fragmentación de las cadenas de suministro globales relacionadas por la guerra podría agravar los desafíos a largo plazo relacionados con la descarbonización, el envejecimiento de la población, la brecha de infraestructuras y la digitalización.
Corte del gas ruso
En este sentido, el análisis del FMI sugiere que un cierre total y permanente del suministro de gas ruso hacia Europa podría reducir el PIB anual de Alemania entre un 1% y un 3% en 2022, 2023 y 2024, advirtiendo de que el crecimiento perdido "no se recuperaría más tarde", mientras que la inflación podría aumentar en aproximadamente 2 puntos porcentuales en promedio.
"La pérdida acumulada de PIB entre 2022 y 2024 sería del 4,8% del PIB respecto de 2020", estima el Fondo, que calcula un impacto adverso de un 1,5% en 2022, un 2,7% en 2023 y un 0,4% en 2024, aunque apunta que si las actividades de transformación de energía ayudan a soportar parte de la escasez de gas, el impacto se limitaría al 1,2% en 2022; al 1,9% en 2023 y al 0,4% en 2024.
Tensión en el mercado de la vivienda
Por otro lado, el FMI destaca que, por ahora, la guerra ha tenido efectos limitados en el sector financiero y los bancos germanos siguen siendo en gran medida resistentes a los 'shocks' de solvencia y liquidez.
Sin embargo, la baja rentabilidad bancaria "sigue siendo una fuente de vulnerabilidad", y las pruebas de estrés identifican déficit de capital y liquidez en dólares estadounidenses en algunos bancos en escenarios adversos.
Asimismo, aunque las instituciones macroprudenciales alemanas están bien desarrolladas y las autoridades han endurecido la política macroprudencial este año, el FMI advierte de que las valoraciones de los precios de la vivienda "siguen tensas" y las normas crediticias "parecen laxas" en ciertos segmentos.