Un gesto tan sencillo como abrir el grifo y llenar un vaso con agua tiene más implicaciones de lo que en principio pensamos. En el mundo occidental, acostumbrados desde hace ya décadas y décadas a realizar ese acto tan banal, no percibimos la importancia que tiene. Pero en los países en procesos de desarrollo o que están ubicados geográficamente en zonas con menos recursos hídricos, el tema de la inversión en múltiples industrias y sectores relacionados con el tratamiento y gestión del agua es un asunto de vital importancia, e incluso de seguridad nacional.
Para apreciar este hecho, basta un dato: el S&P Global Water Index ha superado en rentabilidad en los últimos diez años al sector mundial del petróleo, el gas, las materias primas y hasta el S&P 500, según recoge un estudio elaborado por la gestora internacional Fidelity. Y es que el valor estimado de las empresas relacionadas con el agua a nivel mundial asciende a 300.000 millones de dólares.
Aunque en los países desarrollados el debate suele estar centrado en la privatización de la gestión de las empresas públicas de suministro, en China, por ejemplo, el foco está puesto en megaproyectos como la presa de las Tres Gargantas o el trasvase de 44.800 millones de metros cúbicos desde las ricas zonas fluviales del sur del país hasta el industrializado pero seco norte.
Además de la industrialización, el ascenso de las clases medias en los mercados emergentes ha permitido la introducción de una nueva dieta más rica en carne que necesita para su consumo el suministro de mucha agua para todo el proceso de elaboración y de la cadena de suministro, desde la crianza de las terneras, por ejemplo, hasta que llega al supermercado al cliente final.
Los países agrupados en las siglas BRIC (Brasil, Rusia, India y China) serán los que mayores dificultades tengan en la gestión del agua por diversos motivos. Los especialistas denominan a este fenómeno 'estrés hídrico' porque la demanda del líquido elemento superará el volumen disponible durante períodos concretos.
Incluso para la producción de energía se necesita el agua, tanto para la extracción de petróleo como para el gas esquisto. Países como Estados Unidos o Canadá no tienen dificultades en este sentido porque acaparan una gran parte del volumen mundial de agua. Pero en otros como China o México, con grandes reservas de hidrocarburos, es más complicado por la falta de recursos hídricos. Por no hablar de los países del Golfo Pérsico o los insulares como Singapur, que son los que más están invirtiendo en plantas desalinizadoras, un tema del que Israel ya se dio cuenta hace mucho tiempo.
El estudio de Fidelity identifica algunas de las empresas punteras actualmente en la gestión o planificación de infraestructuras relacionadas con el agua, como una temática de inversión a largo plazo. Entre ellas se encuentra China Everbright International, una de las mayores compañías del gigante asiático en ofrecer soluciones medioambientales a grandes ciudades, tanto en la planificación como en la gestión del agua. O GE Water, líder mundial en el tratamiento y depuración de minerales pesados del agua utilizada por empresas industriales.