Suena casi insultante pero así es: Icahn Enterprises, holding financiero del gurú Carl Icahn, que se ríe de la simpleza humana, ha sido premiada como una de las mejores mejores inversiones del año por la agencia Bloomberg, que recientemente acaba de señalar a las mejores y las peores del ejercicio. La empresa ronda una revalorización del 200% anual, aunque a largo plazo todavía es más. Icahn afirma que “algunos se han hecho ricos estudiando la inteligencia artificial. Yo hago dinero estudiando la estupidez natural”, es decir, humana.
Así reza en la presentación de su cuenta de twitter (@Carl_C_Icahn). Al experto le luce el pelo con esa máxima, ya que está en la posición 25 de millonarios del mundo que establece la propia agencia estadounidense, con casi 25.000 millones de dólares de patrimonio global.
Este gurú de Wall Street tiene un peso específico como el que puede tener Warren Buffet o en su día tuvo George Soros. Por cierto, tiene más dinero que este último, aunque menos que el primero. Su corporación, de la que posee alrededor del 87%, tiene posiciones en sectores como la energía, el ladrillo, la minería o la tecnología. De hecho, en verano fue célebre el anuncio (a través de twitter, por supuesto) el pasado 13 de agosto de que tenía una posición elevada en Apple, algo que ha hecho subir la cotización de la empresa fundada por Steve Jobs en más de 100 dólares por título.
Icahn, evidentemente, es un financiero que no se calla lo que piensa y tiene el incómodo papel de ser un inversor “activista”, es decir, de los que no se limitan a aprobar sin más las cuentas en las juntas de accionistas… si es que van. En los 80 lanzó una Opa hostil sobre la aerolínea TWA y célebres han sido sus ataques a los consejeros delegados de Yahoo! o Dell.
Estos ultramillonarios se permiten hablar con una libertad absoluta, entre otras cosas debido a su edad. Icahn nació en 1936, aunque todavía es joven si se tiene en cuenta que otro colega suyo, Kirk Kerkorian, continúa vivo y, aparentemente, en activo. Este millonario tiene casi 100 años, pero sus repentinos desembarcos en el sector automotriz, a través de su holding Tracinda, han convulsionado los mercados en más de una ocasión, dejando atrapados, entre otras cosas, a muchos especuladores. El mercado son ellos y unas simples palabras suyas bastan para disparar las cotizaciones.