Aunque el temor de los inversores ha propiciado cierto repliegue hacia categorías más conservadoras, los fondos mixtos siguen siendo una buena opción para aquellos que prefieren apostar por la renta variable midiendo la exposición al riesgo. La cuestión es saber elegir el producto adecuado, como BL Global 50, un fondo moderado que ha proporcionado un rendimiento anualizado del 4,43% a cinco años y del 3,81% a diez años, según datos de Morningstar. La filosofía del fondo es precisamente sacrificar parte de la potencial revalorización de los mercados para no incurrir en pérdidas cuando se dan la vuelta.
“El trabajo de un gestor consiste en evitar errores “, asegura Joël Reuland, responsable de este fondo de Banque de Luxembourg Investments (BLI) desde 2005, porque “si una inversión pierde el 50% de su valor, después tendrá que recuperar el doble para volver a su anterior situación”.
“Solo invertimos en cosas que entendemos y nos mantenemos alejados de aquellas que se encuentran fuera de nuestro conocimiento, como las entidades financieras o las compañías mineras".
Compañías de alta calidad con una ventaja competitiva sostenible en el tiempo, deuda soberana de Alemania y de Estados Unidos y oro son los activos que permiten, a juicio de Reuland, buscar un equilibrio entre la rentabilidad de la cartera y la prudencia. En BL Global 50, la exposición a renta variable puede llegar hasta el 65% de la asignación de activos.
“Solo invertimos en cosas que entendemos y nos mantenemos alejados de aquellas que se encuentran fuera de nuestro conocimiento, como las entidades financieras o las compañías mineras. Las primeras, porque no son transparentes, y las segundas, porque sus resultados dependen demasiado de los vaivenes de los precios de las materias primas, y no los podemos predecir. Así que limitamos potenciales errores no invirtiendo en cosas que no entendemos”, reitera.
No ganar todo el potencial de recuperación del precio de una compañía, pero tampoco perder todo en la caída: es el peaje que paga el fondo de BLI para obtener rentabilidad a largo plazo. Algo complicado cuando las valoraciones respecto al precio al que cotizan se convierten en significativas en los momentos de más euforia de los mercados, según Reuland. De ahí que sean reacios a invertir en compañías muy cíclicas, dada la dificultad de anticipar los períodos de recesión.
En la parte de renta fija sorprende la exposición de la cartera a deuda soberana de Alemania y Estados Unidos. Pero el gestor de BLI explica que incluso con rentabilidades negativas, los bonos soberanos resultan atractivos. ¿Por qué? A su juicio, la política monetaria del Banco Central Europeo, al bajar los tipos de interés, está forzando al alza el precio de los bonos soberanos, ya que se mueven en sentido inverso, y esto permite oportunidades a medio plazo.