Los fondos con objetivo de rentabilidad se han convertido en una máquina de ganar dinero para las gestoras. Si antes los fondos garantizados eran los productos mimados, ahora les ha tomado el relevo esta nueva 'categoría' de fondos, que no garantizan el capital invertido y que prometen una revalorización en función de cómo evolucionen los activos a los que suelen estar referenciados. En realidad, poca diferencia con los fondos garantizados, excepto que las entidades ya no se comprometen a cubrir el capital invertido, como mínimo. La situación de tipos bajos ya no resulta eficiente para ofrecer esa garantía.
Según se van cumpliendo los plazos de vencimiento de las garantías, los partícipes son redirigidos a estos nuevos fondos con objetivo de rentabilidad, que muestran una vez más cómo las gestoras son capaces de 'innovar' en un mercado tan poco acostumbrado al riesgo como el español. El poder de las redes comerciales de las entidades es tan importante que hasta la CNMV tuvo que avisar de que se debía poner atención en la no garantía del capital invertido, para que no hubiera confusiones entre los partícipes.
Y gracias a estos fondos las gestoras han visto entradas de dinero neto mes tras mes. A finales de febrero representaban ya el 12% del volumen total de activos, con 248 fondos que tenían invertidos 20.260 millones de euros. Sólo respecto al mes anterior experimentaron un crecimiento del 10% de su volumen de activos.
¿Y quién se está beneficiando de esta golosina para los inversores? Aunque es difícil realizar cálculos porque, dependiendo de cuál sea la política de inversión del fondo, las firmas de análisis los agrupan en una categoría u otra, sí se pueden realizar estimaciones sobre la más general de gestión pasiva. Y aquí, según VDOS, hay cuatro grupos que prácticamente monopolizan el 90% del patrimonio invertido. Se trata de La Caixa, que aglutina el 38% de la cuota de mercado de los fondos pasivos, con 7.731 millones de euros bajo gestión, seguida de BBVA, con el 28,5% de cuota, y 5.792 millones de euros, con datos de finales de febrero. Completan el cuarteto Kutxabank, que representa poco más del 13%, con 2.691 millones, y Santander, con el 9,4%, y 1.900 millones de euros bajo gestión.
El beneficio que extraen las firmas con este tipo de fondos, gracias a las comisiones que cobran por una gestión pasiva, les permite compensar la pérdida de atractivo a la hora de comercializar los fondos garantizados. Pero los inversores que no hayan comprendido bien cómo funcionan estos productos pueden encontrarse con una sorpresa cuando dentro de unos tres o cuatro años (la duración media de la estructura) comprueben que no recuperan ni el dinero invertido ni obtienen la rentabilidad que tenían como objetivo conseguir. Una idea nada descabellada si la situación de los tipos de interés no mejora ostensiblemente.