No sólo en España las obras ferroviarias sirven para sepultar millones de euros de forma innecesaria. Francia asiste atónica a cómo su operador ferroviario SNCF tendrá que ampliar estaciones para que quepan los nuevos trenes que ha encargado. En total se trata de 341 trenes regionales que exceden en "unos diez centímetros" el ancho de la vía que requieren para entrar en unas 1.300 estaciones. ¿Cuál es la solución tomada ahora por la empresa pública? Ampliar estas estaciones para que puedan caber los trenes, en total unos 2.000 vagones.
La noticia la ha dado a conocer este martes el diario satírico y de investigación galo 'Le Canard Enchainé', que asegura que los trenes se encargaron a los fabricantes Alstom y Bombardier. El semanario asegura que ahora la empresa pública deberá gastarse otros 80 millones de euros en ampliar esas 1.300 estaciones por las que debían pasar los trenes. Desde el Estado, Réseau ferré de France (el Adif francés, encargado de la gestión de las vías) quita hierro al asunto y asegura que el gasto será sólo de 50 millones, "un 1% de la inversión anual de RFF, que es de 4.000 millones". En una nota de prensa, el operador justifica la inversión que ha realizado en el aumento de los pasajeros que usan los trenes: "Un 50% en Ile-de-France (la región de París) en los últimos 10 años y un 40% en el resto del territorio".
Nada que ver con el despilfarro español
Las cifras de Francia, si bien están suponiendo un escándalo en el país, parecen una broma si se comparan con el derroche que los sucesivos gobiernos del Partido Popular y del Partido Socialista, han realizado con los trenes, aunque muy especialmente con la alta velocidad. Ahí tenemos el ejemplo de la estación de Los Pedroches en Córdoba (55.000 habitantes y 15 millones de euros), con el AVE gallego que en 2012 iba casi completamente vacío (cuatro de cada cinco asientos) y con otros casos sangrantes como el doble túnel en la provincia de Almería para la futura línea entre la provincia andaluza y la vecina Murcia (por donde, curiosamente, no transita ningún tren convencional al no haber vías).
Y es que en España ya se han tirado a la basura, según ha informado este diario, más de 3.500 millones en infraestructuras que no funcionan o se han dejado a medias. Unos excesos que el país difícilmente podía permitirse pero en los cuales insisten recurrentemente los grandes partidos. Por si fuera poco, la investigación sobre el AVE a Barcelona levanta las sospechas de que las comisiones y los sobreprecios han sido práctica habitual en las obras ferroviarias de las que tanto han presumido los últimos gobiernos españoles.
El último despilfarro que viene de camino, la continuación del AVE a Extremadura, una de las regiones menos densamente pobladas del país. Un proyecto que el PP seguirá impulsando como apoyo político al presidente extremeño José Antonio Monago a pesar de que el proyecto original era una conexión Madrid-Lisboa y que el propio gobierno portugués ha rechazado continuar con las obras.