El antiguo consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, se ha sentado en el banquillo de los acusados este miércoles para declarar sobre la salida a Bolsa del banco. Una OPS en la que el banquero poco tuvo que decir, ya que cuando llegó ya estaba la maquinaria en marcha. No estuvo durante la elaboración del folleto ni en la creación de las famosas cuentas del primer trimestre que valieron para dar forma a la colocación. Pero aún así, su condición de número dos ha provocado que se siente con los acusados.
Verdú exclamó ante el fiscal Jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón, que su imputación le arruinó la vida laboral y personal. Tanto es así, que su trayectoria como banquero se terminó tras su salida de Bankia. Ahora, gestiona varios negocios fuera de España.
En los últimos minutos de su interrogatorio con Luzón, el exbanquero explicó los variados negocios en los que se encuentra sumergido.
Su participación en el comité de dirección y asesoramiento de una gestora de patrimonios es lo más ligado al sector financiero. También es consejero de un grupo hotelero y lo más curioso es relación con una empresa de entretenimiento que organiza torneos medievales en Estados Unidos.
Larga trayectoria
Antes de llegar a Bankia ocupo cargos en el Grupo Banco Vizcaya, Bancaja, Banco de Gestión e Inversión Financiera, Argentaria y Caja Postal. En 1996 fue nombrado consejero delegado de la Banca March. También ha sido consejero de Banco Crédito Agrícola, Media Planning y ACS, entre otras compañías.
Verdú fue el único consejero de Bankia que se negó a recibir una tarjeta black, y advirtió a Rodrigo Rato que "saldría en los papeles" si el presidente de la entidad la aceptaba. Ultima la publicación de varios libros, entre ellos uno relacionado con Bankia.
El caso
El banquero llegó a Bankia justo antes de la salida a Bolsa, por lo que no estuvo presente en toda la elaboración del folleto, pero sí tuvo que firmarlo, ya que para esa fecha ya era consejero delegado. Verdú recalcó que fue un acto de "lealtad y buena fe".
"Esto es un proceso de varios meses y cuando yo llego ya está el borrador del folleto encima de la mesa". "Deloitte es la auditora más importante del mundo, ¿cómo no voy a firmar un texto supervisado por Deloitte, el Banco de España, el FROB y varias autoridades europeas?", espetó el interrogado.
Asimismo, apuntó que desconocía cualquier deterioro adicional por lo que no puede haber engañado a "ningún inversor" porque las cuentas se realizaron a valor razonable.
Preguntado por la demora de la auditoría de Deloitte, Verdú aseguró que hizo todo lo posible para presionar a las áreas que aún no habían entregado sus datos, pero advirtió que se escapaba de su dirección.