A poco más de dos semanas de las nuevas elecciones generales, Sánchez ha utilizado la fecha de ‘exhumación de Franco para intentar ‘inhumar’ la estadística laboral oficial, que precisamente reafirma el frenazo en seco del empleo y a la vez la acentuación de la desaceleración económica. Frente al aumento anual del 2,38% en el trimestre anterior y del 2,51% de hace un año, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre fijan el crecimiento del empleo en este periodo, que suele ser el mejor de cada ejercicio, en tan sólo el 1,77%, es decir, casi tres décimas menos que la cifra reajustada de crecimiento del PIB (2%) del segundo trimestre. Lo que significa que la economía, que ha estado muy ligada a la creación en términos porcentuales de puestos de trabajo, sigue su particular ralentización ante la falta de medidas económicas reformadoras y la crisis política. A tres meses del final de ejercicio, es prácticamente imposible que España pueda cumplir el nuevo objetivo de crecimiento del Gobierno enviado a Bruselas en el Plan Presupuestario del 2,1% y más aún que el empleo (a tiempo completo) crezca un 2,3% cuando ya en el tercer trimestre el empleo total (incluyendo los casi 3 millones de empleos a tiempo parcial) no llega al 1,8%. El Plan, más para cumplir el trámite y no alertar ante la convocatoria electoral, se ha convertido en papel mojado.
Estas cifras descartan que España pueda volver en algún momento, tras seis años de continuado crecimiento, a los niveles de empleo y paro que se registraban en el inicio de la crisis. Según los datos de la EPA del tercer trimestre todavía hay 880.000 empleos menos (19.874.300) que en 2007 (20.753.400) así como 1,8 millones de parados más (3.214.400 frente a 1.806.200 hace 12 años).
La estadística no ofrece tregua a la desaceleración de los meses anteriores. El empleo sólo creció en 754 personas en cada uno de los días transcurridos entre julio y septiembre, los tres meses con mayor actividad económica. Los 69.400 empleos nuevos creados (el 64% son temporales) en este periodo respecto al trimestre precedente contrastan, por ejemplo, con los 183.900 del mismo trimestre del año pasado. Mientras, el crecimiento del empleo anual se atenúa hasta 346.400 cuando en 2018 crecía a un ritmo de 478.800 y de 521.500 en 2017. Se trata del registro más bajo desde 2013. En términos desestacionalizados, que permite ver la tendencia, se observa que la creación de empleo es prácticamente nula. Sólo subió un 0,09% frente al 0,61% de un año antes y el 0,82% de 2017. Se trata de la variación más baja desde 2014.
Que el empleo está cayendo en picado lo demuestra otra serie de síntomas. Por ejemplo, como consecuencia del descenso del empleo y la precariedad, el número medio de horas semanales efectuadas por todos los ocupados sólo fue de 31,1 frente a las 31,7 de hace un año. Es el nivel más bajo de la serie histórica en este trimestre. Lo que significa que hay menos empleo y actividad. Además, sólo se hicieron en este periodo 5,4 millones de horas extraordinarias (el 41,2% sin remunerar) frente a las más de 6,1 millones del mismo trimestre de 2018.
Paro
En cuanto al paro, sólo bajó en 16.200 (176 diarios), la décima parte de los 164.000 de caída de hace un año. En el cómputo anual, cayó en 111.300, pero entre julio y septiembre de 2018 el descenso fue de 405.700 y, por ejemplo, de 589.100 en el mismo periodo de 2017. Se trata de la peor estadística desde 2012. Sin embargo, en términos desestacionalizados el paro acelera su crecimiento. Sube un 1,72% por segundo trimestre consecutivo frente 0,74% en los tres meses anteriores tras 24 trimestres consecutivos de descensos ininterrumpidos. Hace sólo un año el desempleo bajaba a un ritmo del 2,52%. Es el peor registro desde 2013. Por su parte, la tasa de paro se sitúa en el 13,92%, casi seis puntos por encima aún del 8,01% que se registraba en el inicio de la crisis.
Otro dato interesante de esta EPA es el alza de 53.200 personas en la estadística de la población activa (mayores de 16 años con empleo o parados con intención de tenerlo). Pero no se debe al aumento de la demanda de empleo, sino a la subida de la población en esa edad (108.900). Lo que significa que el empleo ya es incapaz de absorber el aumento de esta población laboral. Todo ello lleva al aumento también de 63.000 más de inactivos (personas mayores de 16 años que no trabajan ni tienen intención de hacerlo).