España presentaba en febrero de 2022 una dependencia del 5,7% del gas de Rusia. Una de las menores de la Unión Europea y afrontaba de mejor manera la crisis energética que se desató con la invasión rusa de Ucrania. Una 'independencia' que en 2023 se ha terminado, como enfatizan los últimos datos de agosto de Enagás.
El 19,7% del gas que llegó a España en el último mes completo es de origen ruso. Un peso similar al que presenta su gran socio durante esta crisis, Estados Unidos. Los metaneros estadounidenses representaron un 20,8% según el reciente informe de Enagás y Argelia, pese al cierre del gasoducto que pasa por Marruecos, sigue liderando la lista de proveedores de gas a España con una importancia del 24,5% de sus compras.
Los 53.231 gigavatios hora (GWh) de gas ruso que se han comprado entre enero y agosto de 2023 es un 65% superior a lo que se había importado desde Rusia a estas alturas del año. Un dato que preocupa entre los expertos de Bruselas. Los analistas de Bruegel, uno de los think tank de mayor influencia para la Comisión Europea y los países miembros, destacaban un informe publicado antes del verano que “una cuarta parte del gas natural licuado ruso que llega a Europa es a través de puertos españoles”.
El dato de agosto que presentaba este viernes Enagás mejora considerablemente el registro de julio. Ese mes, un 27,6% de las compras de gas llegaron desde Rusia y sólo las superó por el 28,7% del gas argelino.
Rusia ha encontrado en las regasificadoras de España una infraestructura que recibe con facilidad los barcos que gestionan las principales empresas de trading. A diferencia de lo que sucedía en febrero de 2022, como informaba este medio, donde el gas se debía a contratos a largo plazo que tenían empresas como Repsol, Cepsa o Naturgy, la mayoría de los descargas se deben a empresas de trading como Glencore, Louis Dreyfus o Trafigura.
Estas descargas de gas ruso se producen a un precio muy competitivo en España, ya que su cargamento no encuentra salida en otros puertos como Reino Unido y Holanda por las respectivas prohibiciones.
El gas natural licuado (GNL) es el único gran recurso energético de origen ruso que se libra de las sanciones de la Unión Europea. El carbón de Rusia está prohibido desde el 10 de agosto de 2022, el petróleo desde el 5 de diciembre de ese año, el diésel de origen ruso se embargó desde febrero de este año y el gas natural por gasoducto fue el propio Gobierno de Putin quien bloqueó su venta pidiendo a sus clientes que pagaran en rublos.
El gas ruso sigue sin prohibirse
El GNL ruso sigue llegando de forma masiva a los principales puertos europeos. Los expertos de Bruegel destacan que Rusia necesita utilizar la infraestructura de regasificación de Europa para hacer transbordos del GNL procedente de la península de Yamal y llegar a sus clientes asiáticos a través de la ruta del mediterráneo y del canal de Suez.
La mayor llegada de gas de origen ruso a España no se debe a la mayor necesidad de este hidrocarburo en el mercado interno. La demanda interna se ha desplomado hasta agosto un 13,7% frente al mismo mes del año anterior. Una caída que se compensa con el aumento de las exportaciones a otros países, ya que la demanda del mercado internacional en España crece en 2023 un 33%.
Los últimos datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) muestran que entre Francia, Italia, Portugal y Marruecos son los grandes demandantes de estas exportaciones.
Es decir, la dependencia del gas ruso por parte España se fundamenta en el gran compromiso que ha adoptado con sus vecinos y que sus infraestructuras gasísticas se han convertido en piezas clave para que Rusia siga aportando gas al mercado europeo.