Google acaba de presentar el Pixel 7a, un teléfono móvil centrado en la gama media con aspiraciones de alta muy interesante para quienes tienen en la fotografía su razón de ser. Como siempre en los terminales de Google, este es su punto fuerte. La manera en el que el sofware trabaja las imágenes es sencillamente espectacular.
El hecho de que Google tenga acceso a millones y millones (y más millones) de fotografías de usuarios de todo el mundo conforma una base de datos que permite tratar las imágenes y generar efectos como el bokeh o hacer zoom de forma muy atractiva para el usuario, sin que para tener una buena imagen el objetivo o lente tenga que ser el mejor.
El teléfono va fino, fluido, la pantalla es Oled FHD+ (2.400x1.080 píxeles) con un refresco de hasta 90 Hz (poco para lo que se mueve en el mercado) y se ve francamente bien, pero se echan en falta más pulgadas (su superficie es de 6.1 pulgadas). Con las 6.7 pulgadas de tamaño prácticamente estandarizadas, a muchos todo lo que esté por debajo de eso nos parece insuficiente, más si se va a utilizar para jugar o ver series y videos.
Su precio es de 509 euros. Es una cantidad más que justa porque, quitando la carga rápida, el teléfono está más cerca de la gama alta que de la media
Lleva el procesador Google Tensor G2 y se mueve con 8 GB de RAM y 128 GB de ROM. En cuanto a su batería, dispone de 4.385 mAh de capacidad. Está por debajo de los 5.000 mAh que suelen cargar los teléfonos de su gama, pero lo cierto es que el dispositivo está muy bien afinado en consumo y la batería cumple de sobra en lo que a autonomía se refiere. Hasta un día y medio nos ha llegado a durar con un uso normal tirando a intenso. Lo que no es de recibo a estas alturas es que la carga 'rápida' sea de solo 18W.
La velocidad de carga es su punto débil. Se esperaba más de un equipo que apunta a la gama media alta
Es curioso ver cómo Google y Apple, consideradas por muchos como marcas de alta calidad en telefonía móvil, fallan estrepitosamente en este apartado. Equipos de menor precio venidos de China cuentan con carga de 67W, que en poco más de media hora alimenta el teléfono de cero a cien. Es un paso que no tiene vuelta atrás. Quien prueba la carga rápida, repite. Se está convirtiendo en un decisor de compra, como es el caso de la calidad de la cámara de fotos. Por último, solo queda completar el apartado de batería con la posibilidad de realizar cargas inalámbricas a 7.5W.
El sistema de lentes principal, que tantas alegrías nos ha dado, está compuesto por dos cristales que se ubican en una franja muy atractiva de la parte trasera del equipo. La principal es de 64 megapíxeles y apertura f/1.89, y la otra es un gran angular con una calidad de 13 megapíxeles y apertura f/2.2. Pero lo de menos, repetimos, son quizá las especificaciones de cámara. Lo que hace el software de Google con lo mínimo que se le dé es simplemente -repetimos la palabra- espectacular. Por último, incorpora la certificación IP67 que lo protege frente a las inmersiones en agua y el polvo.
Cuesta 509 euros; una cantidad más que justa porque, quitando la carga rápida, el teléfono está más cerca de la gama alta que de la media.