El presente ejercicio está resultando excepcionalmente bueno para el conjunto de la banca. Ha presentado unos resultados récord en los dos primeros trimestres del ejercicio y sus cotizaciones en la bolsa española, con la excepción de Bankinter, se han revalorizado entre el 4,4% de Unicaja y el 37% de BBVA. Sin embargo, la concesión de créditos no marcha por el mismo camino.
El Banco de España publicó el jueves pasado que la financiación bancaria a las empresas y a las familias continuó disminuyendo en el mes de julio a un ritmo interanual del 2,8% para las sociedades no financieras y del 1,8% para los hogares.
Hay quienes lo achacan a la situación de incertidumbre política que se vive en el país desde que comenzó el ejercicio, con dos citas electorales celebradas (elecciones autonómicas y locales, en mayo y generales en julio) que han sembrado una profunda confusión en la ciudadanía, pero más aún, en las empresas. Otros creen que se debe a la situación económica general y, en particular, de países como Alemania o China. Los más realistas se decantan por culpar a la subida de los tipos de interés (nueve desde julio de 2022) del retroceso en la concesión de créditos.
La realidad es que, en los siete primeros meses del año, las nuevas operaciones de crédito firmadas con las empresas ascendió a 198.717 millones de euros, un 7,86% menos que en el mismo periodo del año anterior. Pero hay enormes diferencias entre las empresas que solicitaban financiación y las que no necesitaban (o lo necesitaban en menor medida) y las que “pasaban” de apelar al crédito bancario.
Es el caso de las grandes empresas, aquellas que solicitan créditos por encima del millón de euros, pero que tienen otras fórmulas para buscar financiación en los mercados. Según los datos recogidos en las últimas estadísticas del Banco de España, correspondientes al mes de julio, el crédito solicitado por las grandes compañías se redujo en los siete primeros meses del año un 21,15%, mientras aumentaba en las pequeñas y medianas empresas.
Entre enero y julio del presente ejercicio, las grandes empresas españolas han solicitado créditos por encima del millón de euros por un valor de 91.739 millones, cuando en los mismos meses del año anterior habían demandado por importe de 116.344 millones. Es una tendencia que se ha mantenido durante los siete meses del año sobre los que hay cifras estadísticas.
Enero fue una mes excepcional y solo registró un descenso del 2% en tasa interanual. Fue febrero el que hizo saltar las alarmas, con un descenso del 37,72%. En ese mes de 2022, las grandes empresas pidieron a las entidades financieras 14.839 millones de euros. En febrero de este año, la demanda se redujo a 9.241 millones. Parecía que era una excepción. Pero dos meses después, el desplome se repitió: un 31,2%. El pasado mes de julio fue del 29,1%.
Únicamente las pequeñas y medianas empresas tratan de mantener su actividad a través del crédito bancario. No tienen muchas más posibilidades. La mejor prueba de ello es que en los siete primeros meses del año han requerido a las entidades financieras un total de 82.583 millones de euros, lo que supone un incremento del 8% en relación con la cifra del mismo periodo del pasado año, 76.462 millones. Los créditos de entre 250.000 euros y un millón, han sido los menos solicitados, aunque han registrado un aumento del 6,67% en el periodo analizado.
El motivo más razonable puede estar en que los tipos de interés no han parado de subir en los últimos doce meses. Un crédito de hasta 250.000 euros, el más demandado por las pequeñas y medianas empresas, pagaba por los intereses un 3% en enero del pasado año; un 3.3%, en diciembre de ese mismo ejercicio; un 5,32%, en enero 2023; y un 6,31%, en julio de este año, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Banco de España. Es un incremento del coste del dinero del 91,2% en los últimos doce meses y del 18,6% en lo que va transcurrido de año.
En el caso de los créditos superiores al millón de euros, los que, normalmente, van destinados a las grandes empresas, el incremento ha sido exponencial. Si en enero de 2022 se pagaba una sobrecoste del 1,045%, en diciembre de ese mismo año, el tipo de interés subió al 1,64%; en enero de este año, al 3,63%, y en julio, al 4,97%. Es decir, en apenas año y medio, el coste del dinero demandado por una gran empresa a los banco se ha multiplicado casi por cinco y en doce meses, por tres.