Grifols es la empresa que más sufre en 2024 del Ibex 35. En concreto, su valor se ha desplomado un 46% desde que arrancó el año. Porque con cada noticia positiva para la compañía, aparecen dos negativas. Este miércoles, la empresa catalana de hemoderivados se descolgaba de una sesión de calma veraniego en el selectivo español con un desplome del 5%. El motivo: dos nuevas alertas sobre su futuro.
La primera de ellas llegaba, de nuevo, desde Estados Unidos, un país donde cuenta con la mayor parte de su negocio de sangre y donde un fondo llamado Gotham City lleva todo el año denunciando ante los inversores su negocio. El nuevo capítulo es que un bufete de abogados, The Schall Law, ha iniciado los trámites para interponer una demanda colectiva contra la compañía catalana por las pérdidas económicas que sufrieron los accionistas de la compañía como consecuencia del 'Informe Gotham'.
Porque Gotham City lleva desde enero asegurando que Grifols, que actualmente vale 5.600 millones en el mercado, tiene un valor real 'cercano a cero'. The Schall Law ha agrupado a diferentes inversores para reclamar daños y perjuicios sobre todo lo que dice en su informe este fondo que lidera el estadounidense Daniel Yu.
Gotham City no considera real las datos que Grifols traslada mercado, como son los datos de resultado bruto de explotación (ebitda) o su deuda. Para este 'justiciero', la empresa catalana tiene irregularidades en algunas operaciones entre la farmacéutica y el vehículo inversor de la familia fundadora.
Esa denuncia ha provocado un terremoto en la compañía. Primero en sus accionistas, que han vendido en masa con una caída del 46%. El siguiente golpe del informe fue corporativo, Grifols ha hecho una revolución de su cúpula directiva en plena crisis con el claro objetivo de apartar a la familia Grifols del poder para tranquilizar al mercado y, por último, la empresa catalana ha tenido que corregir sus cuentas ante la CNMV. Unas decisiones que alimentan la sospechas de Gotham y la causa de The Schall Law.
Miedo en el plan B de Grifols
Ante semejante terremoto, la familia Grifols ideó una estrategia para defender su multimillonario imperio de la quema. En julio, los accionistas familiares de la entidad catalana anunciaba un acuerdo con el fondo Brookfield lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) conjunta por la totalidad del capital social de la empresa de hemoderivados y retirarla del foco del mercado.
Un anuncio que provocó la única gran alegría de la acción con una subida cercana al 4%. Pero, un mes después, hay dudas de que vaya a funcionar. El nuevo presidente ejecutivo de Grifols, Thomas Glanzmann, anunció hace un par de semanas que ya se había iniciado la 'due diligence' pedida por Brookfield y la familia propietaria para preparar la posible operación.
No obstante, no hay noticias y el mercado se impacienta ante tantas dudas. "No existe ninguna oferta, acuerdo o decisión sobre una posible transacción. Tampoco existe ninguna garantía de que Brookfield y los accionistas de referencia hagan una oferta", indicó Glanzmann el pasado 30 de julio.
¿Foco político?
Otro de los frentes que también se observa de este proceso es el foco político. Grifols es una empresa bandera en Cataluña, aunque gran parte de su negocio está en Estados Unidos.
Grifols es el tercer mayor productor del mundo de plasma sanguíneo y otros hematoderivados.
Es por eso que a los herederos de Josep Antoni Grifols, el fundador de esta centenaria compañía, les apoden en algunas publicaciones económicas como ‘los vampiros’ del Ibex. Aunque también tiene hueco en la información política por sus relaciones con el independentismo.
La compañía fue el único gigante del Ibex 35 que no movió su sede social de Cataluña en 2017 en el envite independentista a diferencia de CaixaBank, Banco Sabadell o Naturgy. Su sede se mantuvo en el barcelonés municipio de Sant Cugat del Vallès y la compañía se convirtió en un referente para los movimientos independentistas que, por aquel entonces, pasaban factura mediática a los ‘traidores’.
Los Grifols están relacionado con el independentismo por su hechos y por sus palabras. Víctor Grífols Roura, máximo ejecutivo de la compañía familiar durante 30 años y actual Presidente de Honor, quiso animar en un evento público en 2014 al entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, en plena preparación de la consulta del 9-N. “Tiri endavant, no s’arronsi” (“siga adelante, no se arrugue”) una frase que aplaudió con fuerza el propio Mas que cubría sus espaldas en aquel encuentro.
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