Economía

Pharmamar, la empresa 'marina' que sacaba insulina a las vacas

La compañía, conocida hoy por sus medicamentos contra el cáncer, tiene sus raíces en Zeltia, una empresa que creció usando productos cancerígenos

  • Sede de PharmaMar. -

El 12 de diciembre de 1921 Banting y Best descubrieron la insulina y, aunque desde hace ya décadas los diabéticos son tratados con la fórmula sintética, durante muchos años la hormona se extraía del páncreas de algunos animales. Ese fue el primer negocio en el que se ocuparon los fundadores de Zeltia, empresa que se constituyó el 3 de agosto de 1939 en O Porriño (Pontevedra). El nombre procede de los celtas, antiguos pobladores de Galicia.

En aquella primera sociedad destacan los nombres de los hermanos lucenses Fernández López (José y Antonio), que tenían mataderos; y varios científicos residentes en Vigo como Ramón Obella, creador del primer laboratorio de microbiología en Galicia -el Miguel Servet-, Fidel Isla (que trabajaba en él) o Fernando Calvet, científico catalán que había sido apartado de la docencia por motivos políticos (recordemos que Zeltia nace apenas tres meses después de finalizada la Guerra Civil). La idea era refinar lo más posible la hormona que se extraía a las vacas de los hermanos Fernández López.

Intentar que saliera adelante en la España de la postguerra una empresa dedicada a utilizar a los animales para conseguir medicinas parece una aventura que tenía que acabar en fracaso. Sin embargo, precisamente la autarquía del régimen y la Segunda Guerra Mundial, ayudaron a que fueran cada vez más necesarias iniciativas, así que consiguieron resultados sin necesidad de importar productos de otros países.

La necesidad de lograr beneficios los llevó a ampliar sus negocios. Uno de ellos fue el fabricar pesticidas con un material llamado lindano. Entre 1947 y 1964 lo fabricaron en una planta del polígono de Torneiros, en O Porriño. El lindano era el principio activo más utilizado en los insecticidas que se comercializaron hasta finales de los setenta, cuando se prohibió su uso agrícola por ser cancerígeno. Durante ese tiempo la fábrica acumuló más de 1.000 toneladas de residuos sumamente tóxicos.

El lugar nunca fue descontaminado y, además, sobre el terreno que ocupaba la fábrica se construyeron viviendas de protección oficial, un parque infantil, un centro de la tercera edad y una pista deportiva, que cubrieron y ocultaron los terrenos contaminados. Además, como los residuos del lindano fueron empleados por autoridades y residentes como grava en caminos particulares y firme bajo el asfalto de las carreteras, incluso en 2017 varios vecinos sufrieron irritaciones y mareos tras unas obras en las que se abrieron zanjas tras las que salió al aire este producto.

Ignorantes del problema, los directivos de Zeltia también produjeron insecticidas domésticos, a partir del, hoy también muy criticado, DDT. Por suerte, la empresa se diversifica. En 1945 participa en la creación de Antibióticos S.A. junto con los laboratorios Abelló (los fabricantes del popular Frenadol). Los fundadores de Zeltia mantienen una participación accionarial en esta empresa hasta que el director general de Laboratorios Abelló desde 1977, el entonces casi desconocido Mario Conde, se empeña en tomar el control absoluto (aquel fue el origen de su fortuna que le llevó, años después, a la presidencia de Banesto). 

El nacimiento de Pharmamar

¿Cómo Zeltia, una empresa con este historial, acaba siendo conocida por sus medicamentos anticancerígenos cuando sale a cotizar en la bolsa española en 1998? La clave está en la creación de la filial Pharmamar en 1986. Su éxito lleva, como ya contamos aquí, a acabar absorbiendo a su matriz Zeltia en 2015 y a su entrada en el Ibex (Zeltia ya lo estuvo durante algo más de cuatro años a comienzos de este siglo) en 2020. Pero no nos adelantemos.

En la década de los 50 Zeltia establece relaciones científicas y comerciales con ICI, Cooper McDougall y Robertson Limited, creando cuatro líneas: médica, agroquímica, insecticida y veterinaria. En los 60 nacen Zeltia Agraria, ICI Farma, Cooper Zeltia, Xylazel S.A. y Zelnova S.A. De esta última se puede encontrar un anuncio de aquella época de su ambientador Fresh. En los 70 una de sus marcas (los lectores más mayores se acordarán) es conocida a escala nacional por sus anuncios en televisión: se llama ZZ Paf.

También vende productos como el raticida Ratsul, “muy apetecible para ratas y ratones”; o el ZZ Polilla, “única fórmula que garantiza la total destrucción de las larvas”. Zelnova Zeltia, responsable de esos productos, se expandió bastante tras adquirir Casa Jardín en los años 80. En la década de los 90, Kill Paff se convierte en el primer insecticida eléctrico vendido en España, y su actual catálogo de productos posee marcas conocidas, aunque Pharmamar vendió Zelnova en 2019.

Lo que resulta bien curioso es que una empresa que nació para ayudar a los diabéticos, pero creció utilizando productos cancerígenos, ha mutado en otra que crea medicamentos contra el cáncer

Para entender la prehistoria de Pharmamar no basta con contar la historia de los inicios y desarrollo de Zeltia, también hay que tener en cuenta la figura de José María Fernández Sousa. Nacido en Madrid en 1945 y doctor en bioquímica, su relación con Galicia le viene por haber sido profesor titular y catedrático en la Universidad de Santiago de Compostela. Entre 1967 y 1979, antes de incorporarse a Zeltia, trabajó en instituciones como la Universidad de Basilea (Suiza) o la Universidad Washington de San Luis (Estados Unidos).

No parecía que su carrera fuera a acabar orientada hacia el mundo empresarial (aunque es uno de los máximos ejecutivos de una cotizada del Ibex que más tiempo lleva en el cargo) pero no sólo fue nombrado director general de Zeltia en 1985, también fue, hasta 1996, consejero de Pescanova, empresa que dirigía su hermano Manuel (condenado en 2020 a 8 años de prisión). 

José María Fernández Sousa fue el que potenció la filial de Zeltia Pharmamar, empeñado en encontrar medicamentos en el fondo marino. De él proceden los productos más famosos de la empresa como el Yondelis (de origen vegetal) o el más reciente Aplidin (de origen animal), aunque sus áreas de investigación son mucho más amplias. Al ser la filial más rentable, y con mejor imagen que la matriz, Fernández Sousa decide que Pharmamar absorba Zeltia en 2015.

El fuerte impulso de su cotización en un mal año para la bolsa española como 2020, le abre las puertas del Ibex ese año, donde aún cotiza. Como le pasó a Zeltia cuando estuvo en el principal selectivo español, su mayor característica es la fuerte volatilidad del precio de sus acciones, lo que la convierte, a pesar de no estar entre las de mayor capitalización y número de accionistas, en una de las cotizadas más famosas en el mundillo bursátil nacional.

Lo que resulta bien curioso, e incluso tiene un punto de ironía, es que una empresa que nació para ayudar a los diabéticos, pero creció utilizando productos cancerígenos, ha mutado en otra que crea medicamentos contra el cáncer. 

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