Primero por la crisis económica que acarreó la pandemia y después por la inflación, los hogares españoles acumulan la mayor pérdida de poder adquisitivo de los países desarrollados. Su renta disponible ha mermado un 6,7% desde 2019, mientras en el conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la media ha crecido un 2,9% sobre el precovid. Estos datos hacen referencia a la comparación de los ingresos reales per cápita de los hogares en el segundo trimestre de este año (el último periodo disponible) y de 2019.
La renta disponible es el dinero que les queda a las familias tras hacer frente a las obligaciones tributarias, es decir, tras restar a los ingresos de un hogar los impuestos y las cotizaciones sociales. Esta renta puede destinarse al consumo o al ahorro. Y como es lógico, tiene una relación directa con la inflación: si los ingresos aumentan menos que los precios, la renta real de las familias disminuye, y viceversa.
Sólo en cinco de los 38 países que forman parte de la Organización (sobre algunos de ellos aún no hay datos actualizados) los hogares sufren un deterioro en sus finanzas respecto al nivel que tenían antes de la pandemia y, de éstos, la peor parte se la lleva España. Por debajo de 100, base generada con el nivel de renta real que tenían los hogares de cada país en el segundo trimestre de 2019, están todavía España (93,3), Austria (93,5), Gran Bretaña (96,4), Finlandia (99), y Portugal (99,6).
Tanto España como la OCDE en su conjunto encadenan varios trimestres de caídas en la renta disponible de los hogares por la inflación. En el primer trimestre España destacó al haberse producido en nuestro país una de las mayores pérdidas de poder adquisitivo respecto al trimestre anterior, sólo por detrás de Austria. En el segundo, la pérdida ha sido algo más moderada (-1,1%), aunque superior a la sufrida en el conjunto de la OCDE (-0,5%). El organismo internacional ha explicado que el aumento de los precios continúa socavando el crecimiento del ingreso familiar cuando se mide en términos reales.
Una recuperación más lenta que el PIB
Los datos que difunde la OCDE también muestra que en el caso de España la renta disponible de los hogares no se recupera al mismo nivel que el PIB. En España el PIB real per cápita está un 2,5% por debajo del nivel alcanzado en el segundo trimestre de 2019. Por tanto, aunque sigue sin recuperar por completo el nivel que tenía antes de la pandemia, está más cerca de hacerlo que la renta de los hogares, todavía un 6,7% por debajo.
Esta realidad contrasta con la del conjunto de la OCDE, donde no sólo no hay apenas diferencia con la recuperación de la renta disponible de los hogares (el PIB real per cápita se situaba en el segundo trimestre un 2,6% por encima del nivel que alcanzado en el segundo trimestre de 2019) sino que, además, ambos indicadores han recuperado ya los niveles previos a la pandemia.
Sobre este asunto, Mª Jesús Fernández, economista senior de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), destaca en declaraciones a Vozpópuli que "en ambos casos hasta hace tres trimestres la renta superaba al PIB, pero en los últimos tres trimestres la renta va hacia abajo y el PIB sigue recuperándose".
Fernández explica este fenómeno por la inflación que soportan los hogares, que es superior a la inflación en el conjunto del PIB (esta última se mide por el deflactor del PIB). "Se debe a que una parte importante de la subida de precios que soportan los hogares es por los productos energéticos, que como son importados no afectan a los precios del PIB", comenta.
Es decir, el deflactor del PIB mide la subida de precios de los bienes y servicios producidos en el país, sin incluir los precios de los productos importados, y la inflación que soportan los hogares mide la subida de precios de todo lo que consumen los hogares, incluyendo productos importados, como los productos energéticos. Por eso los precios del PIB crecen menos que los precios que asumen los hogares.
Sobre este asunto, José María Romero, director del Área Económica e Internacional de Equipo Económico (Ee) comenta que "en todo ello el sector público tiene un papel muy relevante que jugar". Destaca su necesario rol tanto en el control de las expectativas inflacionistas, como en el establecimiento de los mecanismos necesarios para una justa distribución de los efectos de la inflación. "Frente al muy desafiante escenario actual, la lucha frente al escenario previsto de estanflación requiere políticas monetarias, fiscales y reformas estructurales coherentes entre sí", añade.
Sandro_Ramirez
terrorífico dato, expolio brutal ... pero la gente sigue con su dinero parado en cuentas que dan cero ... en fin