El Gobierno de Pedro Sánchez está trabajando en la derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral que aprobó el PP en el año 2012 y en la aprobación de nuevas medidas como la introducción del control de horas en las empresas, una iniciativa que podría costar a las compañías unos 2.600 millones de euros al año.
La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, está liderando las negociaciones con los sindicatos UGT y CCOO y con la patronal, pero la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, también está aprovechando sus encuentros con estas organizaciones con motivo de la presentación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para avanzar en los acuerdos.
El control de horas, la idea de que los empleados tengan que fichar cuando inician, interrumpen y concluyen su jornada laboral, es una de las reivindicaciones principales de los sindicatos, con la que además está de acuerdo el Ejecutivo. "El objetivo es que los trabajadores dejen de trabajar en balde", comentaba este miércoles Montero.
La CEOE, sin embargo, no está a favor de esta iniciativa y argumentan que va en contra de la flexibilidad laboral y del teletrabajo, necesarios para mejorar la productividad y fomentar la conciliación.
"Si esta contrarreforma se lleva a cabo reactivará el arma de destrucción masiva de empleo que multiplicó el paro por tres en la economía española durante la anterior recesión, generando mucho más desempleo que en cualquier economía de nuestro entorno", advertía hace unas semanas José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos -adscrito a la patronal-, que cree que provocará un "empleocidio".
2,51 millones de horas extra no pagadas a la semana
En la práctica, esta medida supondrá además un incremento de los costes laborales para las empresas, ya que si se lleva a cabo un control rígido de las horas que trabajan sus empleados tendrán que remunerar las horas extra de su jornada laboral.
Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, correspondientes al tercer trimestre de 2018, los trabajadores en España hacen 2,51 millones de horas extra no pagadas cada semana y 3,62 horas extras que sí son remuneradas por sus compañías.
Si se tiene en cuenta que el coste laboral para las empresas es de 20,21 euros por cada hora y trabajador -según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) también del tercer trimestre-, se puede deducir que si las compañías tuvieran que afrontar el pago de todas esas horas incurrirían en unos gastos de 50,7 millones de euros a la semana, es decir, 2.638 millones de euros anuales.
Los costes salariales para cada empresa (excluyendo gastos como el pago de cotizaciones) son de 15,07 euros por hora y trabajador, según el INE, por lo que los costes salariales de retribuir toda esa cantidad de horas ascenderían a 37,8 millones a la semana, casi 2.000 millones de euros al año.