El callejón sin salida en el que se encuentra el Reino Unido, con una sociedad dividida en dos y una economía en desaceleración por la devaluación de la libra y los riesgos de un posible brexit sin acuerdo, debería disuadir a Cataluña de querer independizarse de España, ya que si eso pasara los efectos en su economía "serían brutales".
"Es una de las lecciones principales del brexit. Una de las pocas cosas positivas que se pueden extraer es conocer los costes tremendos de las decisiones que se toman sin pensar. El proceso del brexit se está convirtiendo en una referencia fundamental para los movimientos euroescépticos que propugnan salir de la Unión Europea, o para las propuestas secesionistas, como los casos de Escocia y Cataluña", advierte Inmaculada López, consejera jefe de la Oficina Económica y Comercial de España en Londres y directora del ICEX en Reino Unido, en una entrevista con Vozpópuli en sus oficinas de la capital británica.
Alude así a la ralentización de la economía británica, "que ha pasado de ser de las que más crecía del G7 a estar en el furgón de cola y acumular cuatro trimestres de caídas en la inversión de las empresas", a lo que se suman los "efectos negativos a más largo plazo, potencialmente más importantes, y que van a depender de cuál será la futura relación comercial entre el Reino Unido y la UE, algo que hoy desconocemos".
La consejera compara la posible salida sin acuerdo con la declaración unilateral de independencia que hicieron los catalanes en 2017, pero advierte de las diferencias: si el Reino Unido sale de la Unión Europea sin acuerdo perderá todas las ventajas de formar parte de la UE pero seguirá integrado en la Organización Mundial de Comercio (OMC), mientras que Cataluña ni siquiera estaría bajo el paraguas de la OMC, como le ocurre a Corea del Norte.
En el caso del Reino Unido todavía se desconoce si finalmente la salida (si se produce) será con o sin acuerdo. La mayoría de los parlamentarios están en contra de salir de la UE "por las bravas", explica López, sin un acuerdo con la UE. "Lo han demostrado ya en dos votaciones. Sin embargo, una mayoría de parlamentarios catalanes sí estaban a favor de la unilateralidad, votando a favor de las llamadas leyes de desconexión en septiembre de 2017. Los parlamentarios británicos se han mostrado bastante más sensatos".
Otra enseñanza que rescata la consejera del brexit es el error de adoptar una decisión de tanto calado, como es abandonar la Unión Europea ("y no digamos, la secesión de un país", apunta) mediante una mayoría simple en un referéndum, algo que califica de "temerario".
Incertidumbre para las exportadoras
La Oficina que dirige desde hace cinco años se ocupa principalmente de la actividad institucional, es decir, mantener las relaciones bilaterales entre España y el Reino Unido y seguir la política económica, así como llevar a cabo la promoción comercial de las empresas españolas en el país.
Desde que el brexit fue aprobado en junio de hace casi tres años, su labor informativa sobre lo que significa este proceso para las empresas y para los 160.000 españoles que están registrados como residentes en territorio británico se ha intensificado, así como los análisis de su impacto en el plano comercial y de inversiones, y la tarea de lidiar cada día con la incertidumbre de las empresas.
El Reino Unido es el tercer mercado al que más exporta España en el agregado de bienes y servicios (un 51,3% de lo que le exporta son bienes, un 32,5% servicios turísticos y un 16,2% servicios no turísticos, según datos del Banco de España), y es el primer destino de nuestras inversiones con 77.000 millones de euros a cierre de 2016.
Sin embargo, desde el 23 de junio de 2016 el volumen total de exportaciones se ha resentido: después de subir un 10,2% ese año, cayeron un 6,7% en 2017 y se recuperaron el año pasado, cuando cerraron con una ligerísima subida del 0,1%.
Por sectores, las exportaciones de vehículos son las que más peso tienen sobre el total (un 26,8% entre vehículos -21,7%- y componentes -3,8%), seguidas de máquinas y aparatos mecánicos (7,4%) aeronaves y vehículos espaciales (5,6%) y aparatos y material eléctrico (5,4%). Todas estas partidas se resintieron en 2017 y continuaron su caída en 2018, aunque en el caso de los automóviles influyó también la situación del sector y las restricciones por las nuevas normativas medioambientales.
Ha afectado también al comportamiento de las exportaciones la devaluación de la libra, fruto del brexit, que desde junio de 2016 acumula una caída del 10,6% frente al euro, lo que hace a nuestros productos menos competitivos por ser más caros.
Preocupaciones de las que están en el país
A pesar de esta incertidumbre, López asegura que en la Oficina Comercial no han percibido "un clamor de las empresas españolas, ni que estén preocupadísimas", aunque sí han detectado más incertidumbre en algunos sectores como el químico-farmacéutico, el agrícola y el automóvil.
De las 11.724 empresas que exportan al Reino Unido, un total de 7.221 son consideradas exportadoras regulares -ya que llevan 4 años seguidos vendiendo sus productos en el país- y de ellas la mayoría son pequeñas y medianas empresas. Estas últimas son las que tienen más dificultades para preparar un plan de contingencia y adelantarse a los posibles escenarios del brexit.
Más allá de las exportadoras, las compañías españolas basadas en el Reino Unido también están preocupadas principalmente por dos motivos: por un lado por la devaluación de la libra, que podría ser aún mayor si el brexit es sin acuerdo y que lastra sus beneficios, y, por otro, por que se mantengan las condiciones de movilidad de sus empleados, algo "fundamental" para el funcionamiento de sus negocios.
Esto sólo estaría garantizado si el Reino Unido permanece en el mercado único, como es el caso de Noruega, pero de momento les genera incertidumbre.