“La mayoría de los líderes financieros españoles restó importancia a la situación que atravesaba al país pese al estallido de la burbuja inmobiliaria y al recrudecimiento de la crisis bancaria que ha terminado finalmente en rescate”. Esta es la idea principal que publica este miércoles en portada el periódico ‘The New York Times’, que compara esta actitud “optimista” de los funcionarios españoles que llegaron al FMI con la de los estadounidenses que no vieron venir la crisis de las hipotecas subprime de hace unos años.
“Esta actitud pone de relieve los inconvenientes que surgen cuando los miembros del gobierno asumen roles de vigilancia en agencias internacionales y hacen la vista gorda a las políticas que una vez dirigieron”, explica el rotativo.
Desde su posición privilegiada, primero en el Banco de España y luego como altos ejecutivos del FMI, José Viñals y Jaime Caruana podrían haber dado la voz de alarma sobre la debacle bancaria que se avecinaba, afirma el periódico. Sin embargo, en una conferencia de prensa en Washington en abril de 2010, Viñals se defendió de los ‘ataques’ de los analistas diciendo que el sistema español era “fundamentalmente sólido” y que sus necesidades de efectivo eran “muy pequeñas”.
Para el diaro estadounidense, la situación que atraviesa España se ha convertido ahora en el foco de los problemas financieros de Europa. “El mayor prestamista del país (Bankia) ha caído y los líderes europeos se esfuerzan para evitar el contagio al resto de países”. “El FMI debería estar presionando a los países para acometer reformas”, explica Jonathan Tepper de la consultora Variant Perception, que ya en 2009 publicó uno de los primeros análisis que advertían sobre el sistema bancario español. “Han llegado tarde a España”, matiza.
Excesiva calma en el FMI
En 2011, cuando la crisis bancaria mostraba signos de mejora, José Viñals volvió a llamar a la calma diciendo que el pánico que provocó en el mercado el rescate de Irlanda y Portugal “no iba a afectar a España”.
“Ahora que el reciente fracaso de Bankia ha provocado un rescate europeo de 100 mil millones de euros, está claro que las previsiones del señor Viñals eran demasiado optimistas…y el señor Caruana no ha sido mucho más clarividente”, expone el diario. “Al ser preguntado en una rueda de prensa del FMI en 2008 sobre la caída de precios de la vivienda en España, reconoció que podrían caer los préstamos, aunque afirmó que el sistema financiero en España era capaz de hacer frente a eso y a capitalizarse adecuadamente”.
No obstante, el artículo destaca las miles de páginas de análisis que generó el FMI en tiempo real sobre la crisis bancaria en España. “No puede decirse que no prestaran atención”, afirma.
Desde el FMI siempre recuerdan que su función no es reguladora y que “advirtieron desde el principio y de manera reiterada sobre la necesidad de que España y Europa hicieran frente a sus problemas bancarios”.
Rato, el caso más flagrante de transición a FMI
Dentro de su evaluación de los riesgos financieros del mundo, el Sr. Viñals enumeró los desafíos a los que se enfrentan los bancos de ahorro y cajas, destacando la labor de sus ex colegas del BdE para poner en orden el sector –incluyendo la fusión a siete que dio lugar a Bankia en 2010-.
Sin embargo, ‘The New York Times’ asegura que Rodrigo Rato es el mayor ejemplo de funcionario del Gobierno que hizo la desafortunada transición al FMI.
A principios de mayo, Rodrigo Rato, presidente ejecutivo de Bankia, dijo a los periodistas que el banco estaba en una situación de "gran robustez, tanto en términos de solvencia como de liquidez". Incluso pocos días después cuando se produjo el rescate, Luis de Guindos predijo que “no haría falta más de 15 millones de euros de fondos públicos para sanear la banca”.
“El señor Rato, conocido por su desastrosa gestión al frente de Bankia, fue elegido en 2004 para dirigir el FMI tras haber ganado reconocimiento mundial durante su carrera de ocho años al frente de la cartera de Economía en España”, reza el artículo. “Hasta que abandonó el organismo tres años más tarde, Rato no dejó de alabar el milagro económico español –basado en gran medida en los ingresos del sector inmobiliario-".