Vuelta del crédito a la economía real. Uno de los grandes eslóganes anunciados por el Gobierno para defender la reforma financiera empieza ya a ser cuestionada públicamente por parte de las entidades, que incluso apuntan el efecto contrario, a una mayor contracción en la concesión de préstamos. Josep Oliu, presidente del Sabadell, ahondó ayer en esta teoría. "El crédito bancario se va a endurecer", razonó el banquero, como consecuencia de la nueva regulación bancaria, en especial el aumento de las provisiones. "Va a haber menos crédito bancario y va a ser más caro", aseguró.
A juicio de Oliu, para cumplir con los saneamientos aprobados por real decreto en febrero y mayo y evitar tener que recurrir a las ayudas públicas de Bruselas, bancos y cajas reducirán su volumen de créditos. A lo largo de la semana, los diferentes banqueros que han participado en el curso organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en la UIMP de Santander han compartido esta teoría.
"La reforma financiera y el anuncio de la concesión de ayudas europeas a las entidades no van a relajar por sí solas la prima de riesgo, y el crédito solo volverá a fluir cuando se relaje. Eso solo será posible cuando, junto con las medidas financieras, se resuelva el problema de las sostenibilidad de las cuentas públicas y se tomen decisiones políticas en Europa", sostiene el número uno del Sabadell.
Oliu se muestra convencido de que los mercados no se calmarán cuando se solucione la recapitalización bancaria, que si bien es una condición necesaria no servirá para bajar la prima de riesgo. A su juicio, la tranquilidad de los mercados vendrá cuando Europa llegue a una solución creíble y controle sus déficit públicos. Según Oliu, el problema de España es de sostenibilidad de sus cuentas públicas, que es lo que marca la prima de riesgo. En este sentido, ha recalcado que el crédito volverá a fluir cuando las cuentas públicas estén ordenadas y el mercado entienda que España y Europa tienen un mecanismo de gobernanza.
Plazos razonables de Bruselas
En su opinión, las entidades nacionalizadas tendrán más difícil la concesión de créditos porque tendrán que centrar todos sus esfuerzos en la devolución de las ayudas públicas, cuyas condiciones negocia el Gobierno español con Europa. En este sentido, Oliu confía en que se montan unos plazos razonables para cumplir con la condición horizontal para todo el sector a la que va a obligar el rescate financiero, en especial, si Bruselas impone una limitación del 120% de los créditos frente a los depósitos de cada entidad. "Si hay que cumplir esto y, además, hacerlo deprisa, se va a castigar mucho más a los proyectos que necesitan financiación".
En cuanto a la protección que deban recibir las entidades que adquieran los bancos nacionalizados, el presidente del Sabadell se decanta por recibir financiación para cubrir la posibles pérdidas a través de un esquema de protección de activos frente a la fórmula del banco malo, que transferirían sanos los bancos controlados por el FROB al sacar de balance todos sus activos problemáticos.
"El EPA (Esquema de Protección de Activos) es más fácil de implantar que el banco malo", aseveró Oliu. Sin embargo, Bruselas es más partidario de la solución del banco malo para reestructurar las entidades nacionalizadas, como así ha venido confirmando Luis de Guindos, ministro de Economía, en los últimos días. "Para las entidades que quedan por subastar no tengo preferencia entre banco malo o EPA. Depende de cada caso y, en especial, del precio", sostiene Oliu.