A menos de seis meses del fin oficial de la pandemia de la covid-19 en España, el coronavirus parece, por suerte, cosa del pasado, y la familia López-Belmonte, uno de sus grandes vencedores. Los accionistas mayoritarios de Laboratorios Rovi supieron liderar al que se ha erigido en uno de los principales activos nacionales en tiempos de pandemia. Así lo refleja su salto al Ibex 35 tras su alianza con la estadounidense Moderna para la fabricación de la vacuna con un acuerdo que marcará la agenda del sector farmacéutico en España y Europa durante la próxima década.
Una nueva era para la compañía familiar que no ha empezado sin dificultades, como la muerte de su presidente, el propio Juan López-Belmonte, el 13 de julio de 2021. A sus 74 años, Juan dejó en marcha una hoja de ruta que habían iniciado 70 años su padre y sus dos hermanos, de formación abogado, farmacéutico e ingeniero. Fue en Madrid que crearon los Laboratorios Rovi de la mano de los 'apellidos' de Robert y Vidal, con los que se asociaron entonces, tras abandonar su Albacete natal destrozada por la Guerra Civil.
Fue otro problema personal de Juan López-Belmonte el que, paradójicamente, le llevó a unos de los grandes éxitos de su compañía. Su mujer padecía tromboflebitis, un problema de coagulación de la sangre. La empresa consiguió importar elementos que la combatían y acabó dando con la patente de la heparina, lo que apuntaló su crecimiento como una de las principales farmacéuticas del país.
La compañía ya se había hecho un nombre en la España de los 40' por haber sido la primera en conseguir la importación de la penicilina a golpe de empezar exportando cosas que había en España, como vinos o naranjas. La heparina marcó un nuevo antes y después al que siguió un acuerdo con la americana Pfizer para la comercialización contra infecciones de la terramicina, pero el despegue definitivo no llegó hasta la covid.
Si al comenzar a cotizar en 2007 las acciones de Rovi valían menos de 10 euros y empezaron el 2020 en los 25, a principios de 2022 superaban los 70. El fulgurante éxito ha pillado prevenida a la familia en su tercera generación al frente, como se encargaron de asegurarse Juan López-Belmonte padre y su hijo.
El nieto del fundador e hijo tocayo, hoy en la presidencia, comenzó a trabajar en Rovi ya en 1994, un año después de licenciarse en Ciencias Económicas y Empresariales por el CEU San Pablo de Madrid. En 2001 asumió la dirección general y en 2007, el puesto de consejero delegado. Desde 2020, es el presidente de la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica establecida en España -su padre había sido vicepresidente-, y desde 2021, preside la propia Rovi, en cuyo consejo actúa, con el rol de independiente, la exministra de Sanidad de Mariano Rajoy, Fátima Báñez.
Almirall y la IA, nuevas apuestas de los López-Belmonte
Actualmente, la familia controla Rovi en un 55%; un paquete accionarial valorado en más de 1.500 millones de euros que se reparten a tercios entre Juan y sus hermanos Javier e Iván. Todos ellos entraron al consejo de Administración de la farmacéutica en simultáneo a su salida a bolsa, en 2007, si bien ya llevaban años en la compañía: Iván desde 1995 y Javier, desde 2001.
Un año después entró en la empresa Pedro Carretero Trillo, actual director de Relaciones Institucionales de Rovi en coordinación con Iván López-Belmonte. Según consta en el Registro Mercantil, Carretero asumió este verano la presidencia del consejo de la emergente Cells IA Technologies, aunque no ha sido hasta esta semana que Rovi ha anunciado un acuerdo de inversión con ella.
Creada en 2020 con el radiólogo Antonio Luna Alcalá entre sus filas, Cells IA se reivindica como una pionera en patología computacional, esto es, en el uso y la comercialización de algoritmos de inteligencia artificial para la detección precoz de enfermedades, entre las que la propia empresa ha situado el cáncer de mama. La propia Rovi lleva desde 2020 trabajando en el desarrollo de Letrozol, "el primer inhibidor de la aromatasa inyectable de acción prolongada para el tratamiento del cáncer de mama hormono-dependiente", según la información proporcionada por la compañía.
La de Cells IA es solo una más de las nuevas apuestas de los López-Belmonte contra enfermedades, entre las que también aparece la esquizofrenia. La compañía ya comenzó a comercializar el fármaco Okedi en Europa y trabaja en conseguir la autorización de EEUU para su similar Risvan, que espera obtener en febrero de 2024 tras no lograrlo en julio de este año. Un extremo que no impidió que la gestora de inversiones americana Invesco aflorara un 1% en el capital de Rovi.
La farmacéutica cerró el primer semestre con 381 millones en ingresos, solo un 0,1% más, tras haber incrementado su plantilla en un 10% - hasta las 2.037 personas de plantilla media. Sin embargo, su valor en bolsa ha vuelto a crecer: un 55% en lo que va de 2023.
Los López-Belmonte han aprovechado la revalorización de Rovi desde la pandemia para lograr plusvalías con la venta de acciones de la compañía: durante el ejercicio 2022, obtuvieron 235 millones de euros con la venta de un 4,98% en Laboratorios Rovi, atendiendo a las cuentas del hólding familiar consultadas por Vozpópuli a través de la plataforma Insight View.
Paralelamente, han tendido a diversificar sus inversiones. Esta semana, los López-Belmonte elevaron hasta un 5% su participación en otra farmacéutica cotizada en el Ibex, la catalana Almirall, especializada en el cuidado de la piel. Antes, en este 2023, también se hicieron con un 5% de la empresa estadounidense Photronics, uno de los mayores proveedores mundiales de máscaras fotográficas de chips semiconductores.
