Octubre cierra con buenas noticias en los precios. La producción de electricidad con viento y altas temperaturas de este otoño, para tristeza de Vladimir Putin, provoca que el gas sea barato e innecesario para producir electricidad. Pero hasta llegar a octubre han pasado muchas cosas en el sector.
Los analistas de Bruegel, uno de los think tanks más respetados por los miembros de la Unión Europea y Reino Unido, han querido analizar los diferentes caminos que han adoptado los países para afrontar esta crisis europea. Una de sus conclusiones es que el gas y el carbón se han convertido en el principal recurso para producir electricidad de los países porque la nuclear, el sol, el agua y el viento no han acudido al rescate de los miembros de la Unión Europea en plena amenaza de Putin.
España es un claro ejemplo en el aumento del uso del gas, según el reciente informe Bruegel. El 68,7% de todo el incremento en la generación con gas se ha producido en Europa llega del mercado español. Hasta el mes de septiembre, los productores españoles han producido un total 15,54 teravatio-hora (TWh) más de electricidad con gas debido también a las necesidades de Francia, que ha pasado de vender a comprar electricidad a España.
España es el país europeo que más ha aumentado este año su uso de gas para la producción eléctrica en 2022, con un 7%. El siguiente de este ránking es Croacia que ha aumentado el uso de ciclos combinados de gas frente hasta el 6%, un 5% han aumentado tanto Francia como Italia y el 4% que han crecido Portugal y Austria.
Un repunte del uso del gas para electricidad que no se compensa con la caída del 5% del consumo de gas de los hogares españoles y la industria en el último año frente a los últimos tres años. Los datos que ofrece el think tank liderado por Jean-Claude Trichet, ex presidente del Banco Central Europeo, muestran que este incremento coincide con la puesta en marcha del mecanismo europeo o tope al gas. España, al igual que Italia, ha encontrado en el gas una forma de compensar la caída de 24 TWh en su producción de energía hidroeléctrica.
"Las políticas a corto plazo incluyen medidas sin precedentes para diversificar el suministro de gas. Varios países europeos tienen nuevos acuerdos de gas con proveedores alternativos tanto de gas natural licuado (GNL) como de gas por tubería, y han comenzado la construcción de nueva infraestructura de gas, incluidas plantas de GNL y unidades flotantes de almacenamiento y regasificación (FSRU)", detallan los expertos. "Las políticas a corto plazo también han incluido políticas para fomentar el cambio de gas a carbón en la generación de energía, el aplazamiento del cierre de plantas de energía nuclear y medidas de reducción del consumo de gas", añaden.
Putin castiga la dependencia
El informe de Bruegel pone su punto de mira en Alemania. El país que lidera Olaf Scholz ha reducido su producción nuclear en 24,32 TWh en los primeros nueve meses del año y ha incrementado su generación con carbón en 20,12 TWh. Una solución que la Agencia Internacional de la Energía (AIE), según su informe 'World Energy Outlook 2022' espera que sea una alternativa a corto plazo. “El aumento del uso del carbón debe ser temporal y tiene que sustituirse por las energías renovables a medida que la crisis vaya remitiendo”, detalla la AIE en su reciente informe.
Después de Alemania, Italia ha sido el segundo país que más dependencia de suministro de Putin. Italia ha actuado con rapidez para asegurarse fuentes de gas alternativas, incluyendo un contrato con Argelia, por ejemplo. Sin embargo, Italia también se ha visto afectada por la situación nuclear de Francia, de donde históricamente ha importado electricidad. Tanto Italia como España pueden hacer un mayor uso del gas natural licuado (GNL), dada la infraestructura existente para la importación de GNL. Según Clean Energy Wire, "Alemania no tiene sus propias terminales de regasificación de gas natural licuado (GNL) y las importaciones entran a través de las terminales de los países vecinos, especialmente Bélgica y Holanda".
Francia es otro de los países que más ha cambiado su política energética para adaptarse a las circunstancias. Según recoge Bruegel, los problemas que han sufrido 32 de los 56 reactores nucleares franceses ha recortado un 59,33 TWh de producción, y la disminución total de generación eléctrica respecto a 2021 ha sido de 60,98 TWh. Su absoluta dependencia por su red nuclear ha provocado que Francia haya disparado, en plenas crisis con Putin, sus importaciones de electricidad con España y todos sus países vecinos por primera vez en su historia reciente.
El mantenimiento y los graves problemas de seguridad, sumados a la grave sequía que ha mermado su producción hidráulica, ha llevado a Francia a registrar en verano unos precios mayoristas de la electricidad que han superado durante muchos días los 500 euros/MWh.
"Las políticas a más largo plazo se han centrado principalmente en acelerar la transición verde, que se considera una respuesta estructural para corregir la dependencia excesiva de Europa de las importaciones de combustibles fósiles", comentan desde Bruegel. "Se ha anunciado una amplia gama de medidas de política energética a más largo plazo, desde la aceleración de proyectos de energía renovable hasta el despliegue acelerado de soluciones de tecnología limpia, incluidas bombas de calor y movilidad eléctrica", concluye su informe.