La trastienda de la supervisión única bancaria ya ha cogido velocidad. El Banco Central Europeo (BCE) ha contratado a Deloitte, KPMG, Pricewaterhouse (PWC) y Ernst&Young (E&Y)para que se conviertan en asesores técnicos de cara a los test de estrés y el Asset Quality Review (AQR) del próximo año. El primer trabajo recomendado a las 'big four' de la auditoría en España se centra en la recopilación de todos los datos necesarios para que tanto el BCE como la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) puedan llevar a cabo estos dos ejercicios. No se descartan, según fuentes europeas, que estas auditoras participen en algún momento en el proceso de análisis.
Los equipos de estas cuatro auditoras llevan desde hace algo más de una semana empotrados en las 16 entidades que serán objeto de estos exámenes recogiendo la procelosa información encargada por el BCE. El primer envío de datos hacia el organismo que preside Mario Draghi debe producirse antes de final de mes para que en Francfort se empiece a recopilar y clasificar. De hecho, en la sede del banco central ya se han comenzado a asignar los equipos de inspectores que supervisarán a cada país para agilizar el proceso de recepción de estos datos, según confirman fuentes comunitarias.
El próximo 4 de noviembre de 2014, como anunció el propio Draghi a la banca española el pasado lunes, comenzará la labor del Banco Central Europeo como supervisor único de las entidades europeas. En ese momento, el BCE aspira a contar con un equipo de 700 inspectores de todas las nacionalidades de la zona del euro. Por el momento, el grupo de funcionarios que conforman estos equipos es aún mucho menor.
Al contrario de lo que sucedió el año pasado en el ejercio de Oliver Wyman, el BCE sí permite a una auditora poder recabar la información de las entidades que les tienen contratadas
Como sucedió con el rescate español, el BCE quiere que todo el proceso de análisis de la banca europea sea lo más transparente posible y, por esa razón, ha decidido contar con auditores externos a los supervisores nacionales de cada país. Sin embargo, a diferencia del proceso de hace un año, cuando Economía contrató a las 'big four' para analizar las carteras inmobiliarias de la banca como parte del examen de Oliver Wyman, las consultoras habituales de una entidad no están vetadas para llevar a cabo estos trabajos en los bancos para los que están contratados.
El BCE ha decidido diversificar entre las cuatro auditoras ya que Deloitte audita a los grandes -Santander, BBVA, Caixa- y a entidades nacionalizadas como Novagalicia y Catalunya Caixa. Hace un año, Economía y el Banco de España clasificaron a los bancos en diferentes paquetes para que no existiera conflictos de interés con las cuatro auditoras. Así, PWC realizó el examen a Caixabank, mientras que Ernst&Young hizo lo propio con el Santander y BBVA. Mientras, KMPG auditó a Catalunya Caixa, Novagalicia, Kutxabank, Ibercaja, Caja 3 y Bankinter. PwC fue la encargada de controlar a Bankia.
En paralelo a esta recopilación de datos, tanto el BCE como la EBA continuan negociando el diseño definitivo las pruebas que determinarán la solvencia de los 128 mayores bancos europeos. En la reunión con Draghi y Vitor Constance, vicepresidente del BCE, del pasado lunes, la banca española constató que aún falta por definir tanto las carteras que analizará la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) en el 'Asset Quality Review' (AQR) como la estructura de los test de estrés que realizará el Banco Central Europeo. Ambos exámenes se efectuarán tomando el estado de los balances de los bancos a 31 de diciembre de 2013.
Las instituciones europeas confían en poder tener el diseño completo de ambas pruebas para finales del próximo enero. En el caso de la prueba de los AQRs, la EBA y el BCE quieren realizar un prueba lo más homogéna posible entre toda la banca europea por lo que el sector prevé que se examinen carteras generales, como la hipotecaria o financiación a pymes.
Draghi quiere tener sobre su mesa los resultados del examen a los 128 bancos europeos que pasarán bajo su supervisión en la segunda mitad de octubre de 2014, días antes de que el BCE releve a los supervisores nacionales en su papel de control a las grandes entidades.