El Banco de España se unió este martes a la avalancha de rebajas de previsiones que hemos visto en las últimas semanas, con un recorte de sus cifras de crecimiento y empleo para 2018, 2019 y 2020. Planteó un escenario poco alentador y plagado de riesgos para el Ejecutivo y aprovechó la ocasión para enviar algún que otro mensaje velado al equipo de Pedro Sánchez.
Las cifras no son buenas: PIB crecerá un 2,6% este año, un 2,2% el año que viene y un 2% en 2020, menos de lo que estima el Gobierno. Y la desaceleración afectará considerablemente a las cifras de paro, de déficit y deuda pública. Pero ahí no acaba todo: las cosas podrían empeorar porque los riesgos para España han aumentado tanto fuera como dentro de nuestras fronteras.
La debilidad parlamentaria es precisamente uno de los riesgos que ve el Banco de España. Y, aunque dice que quiere mantenerse al margen de las negociaciones para no interferir y evita valorar públicamente las medidas económicas que se están poniendo sobre la mesa, lo cierto es que no puede evitar dejar escapar algún que otro mensaje en el que deja caer que el rumbo que toma a veces el diálogo no le convence.
- Cuidado con el déficit. Fue quizá uno de los mensajes más potentes del director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce. Las previsiones del supervisor son muy negativas en este sentido. Cree que el desfase acabará el año en el 2,8%, una décima por encima de lo reconocido por el Gobierno. Y que el año que viene bajará solo al 2,5% y en 2020 seguirá en el 2,2%. Esta última cifra dobla la que espera el Gobierno socialista para ese ejercicio (1,1%). Y lo peor de todo es que ha calculado estas cifras sin incluir los Presupuestos de 2019, que difícilmente irán dirigidos a contener el déficit, sino más bien lo contrario. Si las medidas que se incluyen son muy expansivas, las cifras del Banco de España podrían incluso empeorar.
- Las subidas de impuestos distorsionan la actividad. Precisamente por lo mal que va el déficit, el Banco de España ha querido dejar claro al Gobierno en su último informe que las decisiones acerca de los instrumentos de gastos e ingresos deben ser compatibles con la necesidad de reducir el desfase de las cuentas públicas. Además, tienen que dejar que se genere cierto margen de maniobra por si la situación empeora. De hecho, ha sido especialmente claro al asegurar que cualquier subida de impuestos tiene que analizarse en profundidad porque genera efectos distorsionadores en la economía, sin referirse, eso sí, a las subidas concretas que está negociando el Gobierno con Unidos Podemos.
- La deuda casi no bajará. Como el déficit no mejora, la deuda no baja. Es más, éste es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta España en estos momentos. Según el Banco de España, este año acabará en el 98,1%, por encima de lo que espera el Gobierno y costará mucho conseguir reducir este parámetro y que se acerque al nivel del 60% que exige el tratado de Maastrich. El supervisor está convencido de que la deuda bajará muy despacio y seguirá por encima del 95% en el año 2020.
- No hay que derogar las reformas. Otro de los mensajes fuertes del Banco de España, puesto que el Gobierno ya ha revertido parte de la reforma sanitaria del PP y quiere acabar con la de pensiones del año 2013 y retocar la reforma laboral. El informe del supervisor dice claramente que hay que preservar los elementos regulatorios introducidos a raíz de la crisis que han favorecido la intensidad de la recuperación y han permitido, por la vía de las ganancias de competitividad, que esta sea compatible con un superávit exterior y una fuerte creación de empleo. De hecho, lo que cree que hay que hacer es seguir con las reformas porque España sigue teniendo problemas de calado que pueden resolverse como la dualidad del mercado laboral, los problemas de inserción en el mercado de trabajo de algunos colectivos, el déficit del sistema educativo y los problemas del sistema de pensiones, por ejemplo.
- El mundo no se acaba si no hay Presupuestos en 2019. Arce cree que contar con un Presupuesto para el año 2019 envía una señal clara de normalidad democrática, pero resta importancia a la posibilidad de que no se aprueben finalmente cuentas nuevas por la debilidad parlamentaria del Gobierno al recordar que la Constitución prevé la prórroga para cuando no se cierran los acuerdos en tiempo. Y esto impide el parón en el sector público, como sí ocurre en otros países. En España se prorrogarían las cuentas de 2018 y el país seguiría funcionando. Además, los Presupuestos de las comunidades autónomas ya están aprobados.