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Los extranjeros quieren facilidades para comprar activos dañados a la banca a precios de derribo

La banca se resiste a vender activos dañados a precios de derribo. Los extranjeros piden cambios regulatorios que permitan diferir las pérdidas unos años y facilitar así el cierre de operaciones.

España necesita la llegada de capital de fuera para salir de la crisis. Los recursos a nivel nacional escasean y en un momento como el actual en el que tanto el sector público como el privado se esfuerzan por digerir los excesos del pasado, lograr el apoyo de los extranjeros se convierte en una prioridad. Los fondos internacionales tienen interés en invertir en España pero reconocen que las negociaciones para comprar activos fracasan la mayoría de las veces por una cuestión de precios. La banca se resiste a vender a precios de derribo y por ello los extranjeros piden cambios regulatorios que permitan a las entidades diferir las pérdidas.

A la hora de negociar la venta de activos dañados muchos fondos se encuentran con dificultades para cerrar operaciones por la reticencia de la banca a aceptar pérdidas. “En muchas ocasiones después de hacer un análisis de potenciales pérdidas en transacciones de activos dañados los bancos nos dicen que no pueden aceptar el precio que ofrecemos porque significa aceptar una pérdida hoy. El banco puede tener provisiones por un año o un año y medio pero nosotros miramos el periodo completo de la inversión. Esto solo se puede solucionar si la regulación permite que esos activos se transfieran y las pérdidas se difieran en el tiempo. Esto permitiría que se acercaran posturas”, explicaba hace unos días Andrés Rubio, socio de Apollo EPF, propiedad de Apollo Global Management, en unas jornadas organizadas por Linklaters.

Apollo EPF es un fondo alternativo dedicado a la compra de activos en Europa. Cuenta con 4.000 millones de euros para invertir y es uno de los más activos en España. Han invertido 500 millones de euros hasta el momento y tienen la intención de invertir otros 1.000 millones más en los próximos tres o cuatro años. Una de las últimas transacciones que realizó la cerró el pasado septiembre cuando adquirió 265 millones de euros en créditos al consumo activos y 280 millones de euros en préstamos fallidos gestionados por Citi en España. Y el éxito de un inversor de este perfil se considera clave para atraer más capital a España.  

Los fondos soberanos y los planes de pensiones, los inversores con los recursos de verdad y con la disposición a aceptar rentabilidades inferiores a las que exigen fondos alternativos como Apollo necesitan ver primero que hay otros que logran éxitos para mover ficha. “No van a entrar si no ven que otros tienen éxito. No somos la solución pero si agregas Apollo con nuestros competidores tenemos 10.000 millones de capital para invertir. A medida que se cierren transacciones van a venir otros”, asegura Rubio. Una opinión con la que coinciden otros expertos. “Si se hiciese un esfuerzo real por cerrar operaciones se lanzaría una señal de confianza al exterior que ayudaría a atraer más capital”, reconocen desde una consultora extranjera.

La dificultad está en cerrar la brecha que existe entre los precios de compra y venta. “Muchos fondos están dispuestos a comprar deuda del balance de los bancos si estos aceptaran las pérdidas. El problema es que no lo hacen porque les daña el capital y de ahí que el problema se difiera en el tiempo con refinanciaciones”, añaden desde una entidad extranjera. “Una regulación más agresiva como la que se aplica a los activos inmobiliarios o la posibilidad de diferir las pérdidas en el tiempo ayudaría a acercar posturas de compra y venta”, reconocen.

El problema es que los cambios regulatorios no parecen sencillos. Retrasar la asunción de pérdidas parece chocar con la filosofía de la reforma financiera. Las entidades nacionalizadas han tenido que apuntarse la depreciación de los activos inmobiliarios. Fuentes del ministerio de Economía reconocen que no hay nada en marcha. Las fuertes provisiones a la banca exigidas en los últimos reales decretos buscaban precisamente forzar a los bancos a contabilizar los activos inmobiliarios a nivel de mercado para poder venderlos a los fondos. Y de momento no se perfila endurecer las provisiones para otros activos. 

Cerrar transacciones en el sector inmobiliario resultará clave para el éxito del banco malo. El problema es que de momento los fondos exigen más descuentos. “Las diferencias de valoración no sólo tienen que ver con el valor en libros de los activos si no también con las expectativas de retorno de los fondos. Y estas son altas para compensar el riesgo”, comenta un experto. 

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