Una de las consecuencias de la crisis de los últimos años ha sido que muchas empresas de tamaño medio han tenido que cerrar por la falta de financiación. La reestructuración que ha debido de afrontar el sistema bancario y el cierre del grifo del crédito abocaron a numerosas firmas a plantearse un cambio en su estrategia de crecimiento.
El Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) nació a finales de 2013 precisamente para facilitar una vía alternativa, pero los requisitos que exige este organismo para emitir deuda en su plataforma dejaban fuera a numerosas empresas de un volumen considerable pero por debajo del necesario para participar en este mercado organizado.
Más allá de los fondos de ‘private equity’, que suelen proporcionar liquidez a cambio de entrar en la gestión de la empresa, han surgido iniciativas como Bravo Capital, interesadas únicamente en ofrecer financiación. Esta sociedad, controlada por los fondos especializados Avenue Capital y JZ Capital, detectó la necesidad que tenían estas compañías de diversificar sus fuentes de financiación, y los resultados les han acompañado.
Desde su nacimiento hace poco más de un año, han cerrado operaciones por un valor superior a los 400 millones de euros, de los que 300 corresponden a acuerdos de pagarés. El éxito del pasado ejercicio, con una tasa de morosidad cero en operaciones con un plazo medio de 90 días, les ha hecho plantearse lanzar nuevas iniciativas como programas de bonos a tres años.
Mar Turrado, directora general de Bravo Capital, asegura que “las empresas no pueden depender otra vez de la banca porque les puede poner en situación de riesgo”. “Las políticas monetarias expansivas no van a durar eternamente y las compañías españolas deben de empezar a abrir su balance a fuentes de inversión alternativas”. De hecho, el cierre del grifo del crédito de los últimos años ha estado en numerosas ocasiones motivado más por los problemas de algunas entidades que por los de ciertas empresas. Y muchas de ellas se han visto abocadas al cierre.
Turrado explica que es necesaria una diversificación de las fuentes de financiación para evitar que esta situación vuelva a ocurrir. Un proceso que ya vivieron las grandes compañías en los años 90 cuando accedieron a los mercados de capitales. E incluso hoy en día todavía quedan numerosas firmas cotizadas que no han emitido nunca deuda, encontrándose demasiado dependientes de sus entidades crediticias para cualquier imprevisto que pueda ocurrir.
En la misma situación se encuentran actualmente la gran parte de las medianas y pequeñas empresas españolas, que siguen trabajando con una única entidad para sus operaciones financieras, a pesar de que cuentan con diversos proveedores para su negocio. Se trata de cambiar la mentalidad, a juicio de Turrado. “”Las empresas deben entender que la función financiera no es solo acceder a líneas de crédito más baratas, sino que deben contar con una combinación equilibrada de vías alternativas, y esto significa también minimizar el coste”, subraya.
La rapidez de la respuesta y la sencillez de los contratos son los avales que más aprecian los clientes de Bravo Capital, una vez que las cuentas de las empresas han sido analizadas por los profesionales de la firma. Turrado destaca que esta inmediatez no quiere decir que acepten todas las propuestas. Pone de ejemplo a Gowex, una compañía que no terminaron de ver claro, porque la dimensión de su negocio internacional no se correspondía con el auditor que tenían, un censor jurado de cuentas, y los beneficios que obtenían por un servicio gratuito también les hicieron dudar de su fiabilidad.
En el otro extremo sitúa a Carbures, que en opinión de Turrado ha experimentado un crecimiento demasiado rápido con un equipo que no supo dotarle de la dimensión apropiada.