Sigue la locura con la deuda y no sólo con la española. El 10 años doméstico cerró ayer al 3,36% y ya roza los mínimos históricos, tocados en septiembre de 2005, cuando el activo de referencia español se situó en el 2,99%. Eran otros tiempos: España vivía un momento de euforia económica y la burbuja llevaba a nuestra economía a tener diferencial favorable con Alemania.
Ahora, los mínimos están a tiro de piedra, pero no así la prima de riesgo: el bund cotizaba ayer en el 1,61%, lo que establecía una prima de riesgo de 175 puntos básicos. Pero el mercado está en una dinámica clara, que apunta a superar los mínimos en el caso español: “teníamos previsto ver esas cotas en el primer trimestre de 2015, pero ahora parece claro que las veremos en el segundo trimestre de este año”, indica Félix López, responsable de renta fija de ATL Capital, una de las primeras entidades que apostó fuerte por España hace algo más de un año.
Aunque no sólo es nuestro país el que va fuerte. El bono italiano también cerró en el 3,37%, el portugués en el 4,68% e incluso Grecia, país que suspendió pagos y sufrió una reestructuración de su deuda, con lo que su tipo subió por encima del 30% hace menos de dos años, cerraba ayer en el 6,70%. Quien haya entrado en deuda griega a finales de 2012 ha obtenido unas plusvalías del 500%, es decir, ha multiplicado por cinco su inversión.
López señala que el dinero sigue entrando en la deuda pública europea procedente de los grandes fondos de inversión, que están recolocando sus carteras, una vez que la unidad del Euro parece garantizada. La compra de bonos periféricos todavía garantiza una rentabilidad atractiva. Conviene recordar que el tipo del dinero está en el 0,25% y que la inflación es casi nula, por lo que obtener un 1% supone un retorno que multiplica por 4 lo que en teoría debería ofrecer el activo libre de riesgo.
Alemania todavía tiene terreno hasta tocar sus mínimos históricos, alcanzados en plena crisis del euro, cuando su 10 años se situó al 1,15 y los tipos a corto, directamente en negativo.
En 2005, España todavía mantenía una inercia positiva, que llevó a hitos como esos mínimos en los tipos de la deuda o a unas cotas de paro bajas, que facilitaron que el Fondo de Reserva de las Pensiones tocara máximos. Todo eso lo disfrutó un recién llegado al Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien consideró que todo aquello eran factores permanentes, desafiando cualquier política de contención del gasto público. Lo que vino a continuación de conocido de sobra por la sociedad española.