Los tipos de interés parecen insistir en desafiar la lógica y buscar nuevos máximos. Este martes, el Tesoro lo ha conseguido con los activos a corto plazo, adjudicando Letras a 6 meses al 0,366%. Menos rendimiento y también más oferta de la prevista. A largo plazo, la misma locura: el 10 años cerraba en el 3,31%, es decir, a tiro de piedra de los mínimos históricos.
Así las cosas, España está, por primera vez en su historia, no demasiado lejos de la situación en Alemania hace algo más de dos años, cuando lograba resolver subastas a corto plazo con tipos negativos, es decir, los inversores pagaban por depositar su capital en papel alemán, en lugar de obtener retorno.
Eran tiempos en los se temía por la fractura del euro y el dinero buscaba el refugio más seguro. Ahora no hay nada de eso. Los inversores siguen apostando por la unidad de la Eurozona y, por otro lado, huyen de todo lo que les recuerde a mercados emergentes.
De esta manera, el Tesoro ha colocado 4.540 millones de euros, frente a una cifra prevista de 4.500 millones, adjudicando el papel a 6 meses al 0,366% (0,382% anterior) y a 12 al 0,544% (0,618% previo).
Liquidez
La demanda se ha concentrado en el tramo corto, especialmente, ante el escaso diferencial entre uno y otro. Los expertos destacan que, con las Letras alemanas colocándose al 0,02%, los inversores internacionales siguen considerando una gran opción para estar en liquidez los activos españoles. Mucho mejor que los depósitos, ya que ofrecen rentabilidades parecidas, pero menos seguridad.
En el caso de los bonos, el 2 años está en el 0,67%, menos de 20 puntos básicos que la Letra a un año. Y el 10 años cerraba al 3,31%. Conviene recordar que el mínimo histórico es de septiembre de 2005, al 2,95%.
En aquellos tiempos, pese a que el endeudamiento privado era imparable, la deuda pública estaba por debajo del 60% del PIB. El papel español era un activo escaso en mercado y la economía crecía al 4%, bien es verdad que debido en gran medida a ese enorme endeudamiento privado.
Los expertos creen que se tocarán los mínimos históricos, salvo que Alemania dé un susto y suba la rentabilidad del bund. Los tipos están cerca de esas cotas récord, aunque haya una diferencia sintomática: ahora persiste el enorme endeudamiento privado pero también público.