El caso Banco Madrid ha significado poner a toda la banca andorrana en la picota. La última víctima ha sido la entrada de Morabanc en España mediante la compra del 85% de Tressis, una firma de asesoramiento y gestión patrimonial, valorada en 43 millones de euros. Esta adquisición estaba pendiente de aprobación por el regulador, pero la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) le ha dado un carpetazo definitivo utilizando como excusa un informe no vinculante del Servicio Ejecutivo de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac), según fuentes del mercado conocedoras de la operación. Y las entidades han preferido cancelar la operación porque “las circunstancias actuales no son las adecuadas”, según el comunicado que publicaron.
Desde la CNMV han señalado que no pueden confirmar ni desmentir una información que no es pública, pero que sea un informe no vinculante es la demostración de que el organismo presidido por Elvira Rodríguez ha querido zanjar el asunto de raíz, según estas fuentes, y no aprobar una operación que suponía la aparición de la única entidad del Principado que hasta ahora no tenía presencia en el mercado español. Al no ser Tressis un banco, debía de ser el regulador quien diera su autorización.
De hecho, el visto bueno de la CNMV era casi el único requisito legal que faltaba para llevar adelante la compra. Una transacción que se había anuciado a principios de años pero que el informe de Estados Unidos contra tres altos ejecutivos de Banca Privada de Andorra (BPA), la matriz de Banco Madrid, por supuesta colaboración con bandas criminales dejó en el aire su consentimiento
La banca andorrana ha recorrido un largo camino para cambiar su modelo de negocio, mediante la internacionalización de sus entidades y el intercambio de información fiscal
Los acontecimientos después se precipitaron con la intervención de BPA por parte de las autoridades andorranas y la consiguiente actuación del Banco de España con Banco Madrid, hecho que provocó el bloqueo de los fondos y sicav gestionados por la filial española por parte de la CNMV.
Con la marca Andorra hecha trizas de un día para otro, salpicada por un escándalo de blanqueo de capitales de presuntas organizaciones criminales, y con Banco Madrid en concurso de acreedores, una vez que el Frob rechazó rescatar la entidad, lo que menos quería el regulador del mercado era facilitar la aprobación de la compra de Tressis por parte de Morabanc sin tener la absoluta certeza de que no podría repetirse un caso similar al del BPA.
Hay que tener en cuenta que la banca andorrana ha recorrido un largo camino durante los últimos años para cambiar su modelo de negocio, mediante la internacionalización de sus entidades y la adaptación a los estándares europeos de prevención de blanqueo de capitales e intercambio de información fiscal. En 2011 el Principado dejó de ser considerado un paraíso fiscal y firmó con España un tratado para evitar la doble imposición. Y algunas de estas firmas han hecho un verdadero esfuerzo por desembarazarse de sus clientes más 'problemáticos'.
El desembarco de las entidades financieras andorranas en España fue el siguiente paso de una expansión natural de su negocio. BPA compró Banco Madrid, Andbank se hizo con el negocio minorista de Inversis, Credit Andorrá adquirió Banco Alcalá. Y Morabanc, la última en llegar, pretendía consolidar su presencia a través de la compra de Tressis.
Esta operación, en la que algunos directivos de la firma española no quisieron vender su participación, era muy deseada en cambio por otros, entre los que se encontraban Javier López Madrid (envuelto además en una rocambolesca historia con su dermatóloga), presidente del consejo de administración de Tressis, donde también figuran otros nombres conocidos como el empresario de la comunicación Ladislao Azcona.
En Tressis aseguran que mantendrán la estrategia de los últimos años en los que la firma ha logrado crecer y superar los 3.500 millones de euros en activos bajo gestión, fuera ya del foco de la banca andorrana, por el momento. Las fuentes consultadas señalan que la valoración de la operación se había realizado antes de que estallara el caso de Banco Madrid, sin tener en cuenta las consecuencias sobre la reputación de la firma española y su impacto en el negocio. Y no descartan que en un futuro, cuando las circunstancias sean las adecuadas, se retomen los contactos para formalizar la compra.