El futuro del automóvil pasa inevitablemente, para bien o para mal, por el coche eléctrico. Pero aunque la mayoría de fabricantes en la actualidad lo desarrollan en base a la nueva generación de baterías cada vez más eficientes, hay otros que apuestan por un sistema que permitiría una rápida expansión. Son los motores eléctricos alimentados por hidrógeno, una tecnología sin duda muy desarrollada pero carente en la práctica de infraestructuras suficientes, por no decir nulas en el caso de España.
Una tecnología, la de la pila de combustible, que permite moverse con total libertad con turismos eléctricos y repostar hidrógeno como si de un turismo con motor de combustión se tratase. Un futuro al que ahora se unen dos empresas que no son productoras de automóviles -Michelin y Faurecia-, ambas francesas pero ambas con plantas de producción en España. Una compañía de neumáticos y un fabricante de componentes para el automóvil que acaban de anunciar la creación de una filial común para desarrollar la tecnología de los motores que utilizan el hidrógeno como carburante.
La empresa, Symbio, reunirá las actividades de pilas de combustible de ambas y su ambición es captar una cuota de mercado mundial del 25% y una facturación de unos 1.500 millones de euros en 2030, según han explicado los dos socios franceses en un comunicado. Michelin y Faurecia harán una inversión inicial de 140 millones de euros para acelerar el desarrollo de pilas de combustible de nueva generación, lanzar la producción en serie e incrementar la actividad en Europa, China y Estados Unidos.
Se trata de crear, producir y comercializar este tipo de motores para vehículos ligeros, utilitarios y camiones, así como para otros aspectos de la movilidad. Faurecia aporta su tecnología fruto del trabajo realizado con el Comisariado de la Energía Atómica y de las Energías Alternativas (CEA), un centro de investigación público francés.
Michelin pone la experiencia de su filial Symbio, un proveedor que ofrece sistemas de pilas de hidrógeno asociadas a una oferta de servicios, así como actividades de concepción y producción. Según sus cálculos, la explosión de los vehículos eléctricos irá de la mano del despegue del hidrógeno, que alimentará a dos millones de vehículos en 2030, de los cuales 350.000 camiones.