"¿Y cómo ves lo de Ferrovial?". Una pregunta que se ha repetido este miércoles entre los círculos económicos después de que la constructora de la familia Del Pino anunciase horas antes que convertirá a España en una filial para trasladar su sede a Países Bajos. La decisión creaba dos bandos: los que acusan a Ferrovial de “desagradecido” con España por abandonar el país que le había convertido en un gigante de las infraestructuras y aquellos que culpan a la "incertidumbre regulatoria" del Gobierno de expulsar a la empresa. "¿Pasará como en el 'procés' y habrá un efecto contagio?", se repetía en estas conversaciones.
El famoso 'procés', el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 y la efímera declaración unilateral de independencia provocó una fuga de empresas de Cataluña a otras comunidades como Madrid. El mayor efecto de esta decisión alcanzó a Caixabank y Banco Sabadell, con su consecuente 'efecto sede' sobre Cataluña. Las empresas justificarían a la opinión pública su decisión por la "incertidumbre política y regulatoria" que se vivía en la región. De manera extraoficial también se hablaba de un mejor escenario fiscal para sus directivos. Una explicación que es la que, hasta ahora, se extrae del sorprendente viraje de Ferrovial tras 71 años de vida en España.
“Tras ellos (Ferrovial), pueden irse otras empresas con grandes filiales en mercados más estables como ACS a Alemania o Iberdrola a Estados Unidos”, explica un alto directivo con experiencia en consejos de administración del Ibex. Nadie quiere caer en el alarmismo, pero nadie se atreve a llamar caso aislado a Ferrovial ante la brecha abierta que existe entre el tejido empresarial y Moncloa.
"La mesa de gobierno de una empresa debe defender los intereses de la propia empresa por encima de todo. Por eso, la gran mayoría de las compañías del Ibex, al igual que Ferrovial, cuentan con planes de contingencia que activan un movimiento de sede si es lo que reclaman los stakeholders (grupos de interés)", añade el mismo directivo. Un Banco Santander con sede en Londres o la ida de Repsol o Cepsa, con sus oficinas centrales, a lugares que faciliten su transformación 'verde' son algunos de los eternos rumores de este tipo de movimiento.
El caso ACS, el más apuntado
Pero el caso de ACS ha sido el más repetido en las conversaciones vinculadas a la fuga de Ferrovial. No sólo porque la constructora que Florentino Pérez comparta negocio con la empresa de Del Pino. La estructura accionarial de los fundadores como máximos accionistas y un selecto grupo de fondos de inversión con gran peso en la propiedad es similar. Incluso aparecen nombres comunes como BlackRock.
También ambas comparten una caída del peso de España en su cuenta de resultados -hasta un 18% en el caso de Ferrovial y un 9% en el de oACS- y el auge de Estados Unidos como su principal mercado no solo actualmente sino en términos de potencial a futuro.
“A corto plazo es bastante extraño esperar que Florentino Pérez eche un órdago como el de Rafael del Pino”, explica un directivo del sector constructor. Sin ir más lejos, la empresa acaba de 'salvar' la mayor concesión a concurso en España, la Ciudad de la Justicia en Madrid. No obstante, las fuentes consultadas van más allá.
"Los pasos en los que trabaja Florentino convierten la posibilidad de un cambio de sede en más que posible, pero más a largo plazo"
"Hay una fusión que está en 'stand by' desde hace tiempo que es la fusión con su filial alemana Hochtief y pasar a cotizar en la Bolsa de Frankfurt, un mercado de gran estabilidad para todos los grupos de interés. ACS ya fusionó Hochtief con su filial australiana Cimic y el siguiente paso es juntarla con la matriz española, es algo que no estaría mal visto por el resto de inversores", comenta.
"Los pasos en los que trabaja Florentino convierten la posibilidad de un cambio de sede en más que posible, pero más a largo plazo", añade un informante del entorno del también presidente del Real Madrid, aludiendo a los casos de Hotchief y, también, de la italiana Atlantia que ha sondeado recientemente opar.
¿Iberdrola a Estados Unidos?
El otro caso que se ha repetido cuando se especulaba con otra gran empresa que replique a Ferrovial ha sido Iberdrola. La empresa que preside Ignacio Sánchez Galán tiene unas características muy diferentes a la constructora. Entre otras cosas, una parte muy importante de su cifra de negocio llega por las normas y remuneración que dicta Moncloa a través del Boletín Oficial del Estado (BOE). Su accionariado cuenta con importantes inversores locales como la fundación bancaria Bilbao Bizkaia Kutxa y su máximo accionista es Qatar.
Pero, por encima de Ferrovial o ACS, Sánchez Galán ha dejado claro en sus intervenciones públicas que se siente más cómodo en regulaciones como Reino Unido y Estados Unidos que los bandazos que está viviendo en España. "Avangrid, su filial estadounidense, es un gigante en Estados Unidos. Si logra cerrar la operación PNM, estamos hablando de una compañía que puede alcanzar los 25.000 millones de euros de valor y que abre la puerta a cualquier especulación", apuntan fuentes del sector energético.
En Iberdrola llevamos el nombre de España por el mundo"
Unos rumores que han aparecido en las intervenciones públicas de este miércoles de los directivos de Iberdrola. "Sobre el cambio de sede de Ferrovial, habrá que preguntar a Ferrovial", apuntaba Patxi Calleja, director de Regulación de Iberdrola España, en el II Foro Económico Español de Castilla-La Mancha. "Iberdrola lleva 100 años en España y es la segunda eléctrica del mundo, estamos en USA, Brasil… Iberdrola no es nada, es la cima de una cadena de valor de un cúmulo de empresas que está detrás, asumimos el riesgo de la operación. En Iberdrola llevamos el nombre de España por el mundo", añadía.
Pero el directivo no ha podido negar que las grandes empresas no ven a este Gobierno como un aliado. "No se puede demonizar la creación de valor que permiten llevar a cabo las políticas sociales. Nos debe llevar a todos a una reflexión; la imagen de las empresas depende de nosotros, de nuestros proveedores y sus trabajadores y también los mensajes del Gobierno son importantes, que llevan a los inversores a mirar a España", añadía Patxi Calleja. Un análisis que no difiere mucho a la demanda de estabilidad que pedían empresas como Caixabank o Banco Sabadell durante el 'procés'.