España tiene que volver a la mina. Y lo antes posible, según la Comisión Europea. Bruselas lanza una llamada de auxilio para encontrar los materiales que necesita para descarbonizar su economía. Los países miembros deben desarrollar ya sus programas nacionales para la exploración de recursos geológicos con una reducción de la burocracia para que estos proyectos estratégicos inicien su extracción en menos de dos años.
La Unión Europea llega tarde a esta carrera internacional, pero todo apunta a que se ha dado cuenta de ello. Los países miembros necesitan wolframio para los teléfonos o litio, cobalto y níquel para fabricar coches eléctricos, ya que ha decidido prohibir a partir de 2035 los motores de combustión interna. Otros materiales clave en su economía actual y de futuro son el boro para los aerogeneradores o el silicio para los semiconductores.
Según un reciente informe de la Fundación Naturgy, los minerales críticos pasarán de ser un 11% del total del valor del comercio internacional de materias primas energéticas en 2019, al 47% en 2050, mientras que los combustibles fósiles evolucionaron en sentido inverso, pasando de un 89% a un 18.
Y Europa corre el riesgo de no convertirse en un dependiente total de las exportaciones como le ha pasado con el petróleo y el gas natural. China proporciona el 100% del suministro de tierras raras pesadas de la Unión Europea, Turquía proporciona el 98% del suministro de boro y Sudáfrica cubre el 71% de las necesidades de platino.
“Reforzar la seguridad de suministro de los minerales críticos necesarios para la transición energética constituye un objetivo estratégico para la Unión Europea y cada uno de sus estados miembros”, insiste el catedrático Mariano Marzo y autor del informe de Fundación Naturgy.
“Se debe asegurar una inversión adecuada en nuevas fuentes de suministro; promover la innovación tecnológica en todos los puntos de la cadena de valor; escalar el reciclaje; mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro y la transparencia del mercado; incorporar normas ambientales, sociales y de gobernanza más estrictas; y fortalecer la colaboración internacional entre productores y consumidores”, añade el profesor Marzo.
Abrir minas en menos tiempo
El Reglamento de Materias Primas Fundamentales que debate el Parlamento, la Comisión y el Consejo es su hoja de ruta para afrontar este reto. Un reglamento que, ante la urgencia, quiere dar prioridad reduciendo la carga administrativa que necesitan estas minas, con plazos de concesión de permisos de dos años para la extracción y de un año tanto para el procesado como el reciclado.
“Si queremos cambiar la sociedad, necesitamos recursos minerales”, explicaba el doctor en Geología y experto en Minería Climática, Arnoldus Mateo van den Hurk Mir. El experto destaca un dato muy relevante sobre la necesidad de nuevas minas en Europa para los metales de baterías. “Necesitaríamos ahora 28.699 proyectos mineros para cumplir el autoconsumo mineral que dice la Unión Europea en 2030 y 2040. Y, siendo optimistas, no hay más de 2.000 en toda Europa”, informa.
Por ello, la administración europea debe acelerar sus acuerdos con terceros. Además de los países miembros, Bruselas también quiere que sus países ‘se pongan las pilas’. Esta normativa detalla que las grandes empresas tendrán que realizar una auditoría de sus cadenas de suministro de materias primas estratégicas, incluida una prueba de resistencia (stress test) a nivel de empresa.
¿Qué puede aportar España?
España tiene un claro problema para abrir nuevas minas con las movilizaciones ecologistas, el rechazo social y las decisiones políticas. Según la Confederación Nacional de Empresarios de la Minería y de la Metalurgia (Confedem), en 2021 estaban paralizados 30 proyectos de minas por estos motivos. Esto es lo que pretende evitar Bruselas, que los proyectos estratégicos no se bloqueen si cumplen con todos los requisitos.
“O Europa se toma en serio la exploración y explotación minera o lo vamos a tener difícil”, comenta Fernando Tornos, profesor de Investigación del Instituto de Geociencias (CSIC) y profesor adjunto de la Memorial University of Newfoundland. “En España, el equilibrio de poderes es complicado y la presión social también, y en algún momento Europa tendrá que decir que la minería tiene que ser tratada como algo estratégico”, puntualiza.
Porque España, a diferencia de otros países miembros que están exentos de hacer su plan por falta de recursos geológicos, tiene identificados una amplia reserva de materiales estratégicos. El yacimiento de Valdeflores en Cáceres, que contiene una de las mayores reservas de litio de toda Europa, el cobalto en las tres minas de Tharsis, La Zarza y San Telmo o la mina de San Finx, en La Coruña, con estaño y wolframio.
Unas reservas en España y en el resto de países miembros que se demandan desde Bruselas. “China encabeza de forma destacada esta competición. La posibilidad de que este país llegue a controlar la geopolítica de las cadenas de suministro de los minerales críticos y, por extensión, las de las tecnologías energéticas bajas en carbono, es real. Un supuesto que permitiría al gigante asiático ocupar una posición de privilegio en el hipotético nuevo orden energético global que podría derivarse de la actual situación de emergencia climática”, concluye Mariano Marzo sobre un debate que, cada día, es menos debate y más urgencia.
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Y qué pasa con el Uranio que tenemos en Retortillo, Salamanca