Los positivos datos de empleo del mes de diciembre han permitido al año 2018 cerrar con 19,02 millones de ocupados, lo que supone un récord de afiliados a la Seguridad Social que sólo se superó en 2007, cuando esta cifra ascendía a los 19,37 millones de trabajadores.
Esto implica que en el pasado año la ocupación ha crecido en 563.965 personas (un 3,06% interanual), que se dividen en 272.449 mujeres y 291.516 hombres.
Aunque este reparto parece más o menos igualado, el incremento ha permitido que el número de mujeres trabajadoras en España alcance la cifra histórica de 8,82 millones de empleadas (un 3,19% más que a cierre de diciembre de 2017), mientras que el número de hombres empleados llega a 10,19 millones (un 2,93% más interanual).
De nuevo las cifras parecen relativamente equilibradas aunque sitúan a los varones en posición de ventaja en cuanto al número de trabajadores, pero si se observa el histórico vemos que la continua incorporación de la mujer al mercado laboral durante la crisis y el aumento de mujeres ocupadas es lo que ha permitido que el empleo en España se sanee a este ritmo.
De hecho, en el año 2007 había en España 8,17 millones de mujeres trabajadoras, una cifra que ha aumentado un 8,01% desde entonces, a medida que ha bajado el número de amas de casa y se ha incrementado el de mujeres con vocación profesional.
Por el contrario, el envejecimiento de la población -y la consecuente salida del mercado laboral de muchos varones que ahora están jubilados- ha provocado que el número de hombres en activo baje un 8,9% desde el año 2007, cuando trabajaban en nuestro país 11,20 millones de varones.
La brecha de género en el trabajo era entonces más acusada, pues un 57,8% de los trabajadores eran hombres antes de la crisis, frente al 53,6% que representan en la actualidad.
Mejora el número de trabajadores por pensionista
El dato positivo de afiliación a la Seguridad Social es el que ha permitido que 2018 cierre con una tasa de dependencia, es decir el cociente entre afiliados y pensionistas, de 2,28, que significa que por cada pensionista en España hay 2,28 empleados que sostienen o financian su prestación.
Este cociente a cierre de 2017 era de 2,23, el peor dato de la historia desde el año 1999 y puso el foco en el grave problema de las pensiones en España, pues a medida que siga envejeciendo la población y se siga estrechando la pirámide demográfica por abajo esta ratio seguirá reduciéndose hasta que el sistema sea del todo inviable.
Este año por tanto se ha conseguido mejorar la tasa de dependencia a pesar de que ha envejecido la población y se ha incrementado la factura del Estado en pensiones, por lo que el responsable de la mejora es el empleo, en el que han influido positivamente las mujeres.