Más de 500 millones de euros se encuentran en estos momentos enterrados bajo el llamado a ser el túnel ferroviario más largo de Andalucía, que constituye la infraestructura más destacada de la futura línea de alta velocidad entre Murcia y Almería. Se trata de un doble túnel de 7,5 kilómetros de longitud que ha sido tapiado por Adif, que aduce razones de seguridad y mantenimiento.
El montante total de la línea se eleva por encima de los 2.500 millones de euros, de los que ya están desembolsados el equivalente a un 25%, aproximadamente. El proyecto, que ha contado con la financiación de los fondos europeos Feder y del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a través un préstamo, se encuentra ahora en el aire, tal y como informaba La Vanguardia en su edición del pasado domingo.
El tramo de unos 28 kilómetros en el que se encuentra el túnel, a la altura del Barranco de los Gafarillos, en la provincia de Almería, no tiene ninguna conexión en estos momentos y su puesta en marcha en 2020, como parte integrante del denominado Corredor Mediterráneo está en entredicho.
La noticia supone un mazazo para los habitantes de las provincias de Murcia y Almería. Por sorprendente que parezca, este proyecto de alta velocidad iba a ser la primera conexión por vía férrea entre ambas provincias, que se preparaban para dar un auténtico salto al vacío: de la absoluta nadería a ni más ni menos que una línea de alta velocidad de 185 kilómetros y más de 2.500 millones de inversión.
Cambio de estrategia
De los trece tramos en que está dividido el proyecto tan sólo cuatro están en estos momentos en construcción, todos ellos en la provincia de Almería. El mencionado túnel de la discordia fue de lo primero que comenzó a construirse, dada su complejidad aunque, por el momento, no podrá comunicar absolutamente nada.
Por su parte, estaba previsto que este año se iniciaran las obras en la provincia de Murcia, aunque el cierre del túnel hace presagiar que los calendarios sufrirán notables cambios.
Planteado en tiempos en los que gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero, el actual Gobierno del PP logró que el tramo se incluyera en el Corredor Mediterráneo europeo, una circunstancia que abre un camino a la esperanza para que finalmente se termine.
Sin embargo, la política que está llevando a cabo el Ministerio de Fomento consiste en realizar un severo escrutinio de las obras en curso, especialmente de las más costosas, para valorar su adecuación a las actuales circunstancias. “Nada de estaciones de autor ni de soterramientos caros e ineficientes”, señaló recientemente el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá.
El AVE Almería-Murcia no se engloba en ninguna de estas categorías pero si constituye un proyecto ambicioso desde el punto de vista económico, que ha contado con la cofinanciación de los fondos europeos y con el apoyo económico del Banco Europeo de Inversiones (BEI). España estará de nuevo bajo la lupa comunitaria por cuestiones de infraestructuras.