El exvicepresidente del Gobierno con Felipe González y expresidente de Caixa Catalunya entre 2005 y 2010, Narcís Serra, ha asegurado que la Generalitat y el Banco de España rechazaron en dos ocasiones su petición de renovar a la cúpula de la Caixa Catalunya antes de la explosión de la crisis económica. Así lo ha puesto de manifiesto durante su intervención ante la Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera de España en el Congreso de los Diputados.
Serra fue nombrado presidente de la entidad catalana en 2005, cuyo rescate ha costado más de 12.000 millones de euros de dinero público. Según ha explicado, un año después de acceder a su cargo advirtió "discretamente" sobre la situación de la caja y sobre la necesidad de un cambio de rumbo. "Fui a Caixa Catalunya en un acto de servicio", ha defendido a preguntas de la diputada de ERC Esther Capella. "No sé si es un paso necesario o no. Es un paso que me pidieron y que yo me sentí obligado a aceptar", ha incidido.
"Basándose en los buenos resultados y también en las dificultades de llevar a cabo estos cambios con el consenso necesario, estas instituciones consideraron más conveniente esperar e intentar que fuera el director quien corrigiera el rumbo de la Caixa", ha indicado Serra. Además, ha recalcado que en ese momento el Banco de España estaba llevando a cabo una inspección y "era prudente esperar a sus resultados antes de tomar decisiones de calado". "Pesaba la preocupación de las consecuencias para el sistema de un posible conflicto en una de las cajas españolas y también sus efectos sobre la confianza en el sector", ha explicado.
"Al no contar con el consenso del Banco de España, desistí", ha proseguido Serra, para desvelar más tarde que en el verano de 2007 advirtió a la entidad fundadora de que si no se producía un viraje a final de año, dejaría su puesto "por motivos personales". Tras ese ultimátum, la entidad fundadora y la Generalitat, accedieron a su petición de cambiar al director, "a condición de encontrar un sucesor adecuado" y de "que la operación se produjera con absoluto consenso en el seno de los órganos de gobierno". De esta forma se produjo el nombramiento de Adolf Todó como director de la entidad.
Con 74 años, Serra está en uno de los momentos más complicados de su dilatada trayectoria. Se enfrenta a la petición de cuatro años de cárcel por parte de la Fiscalía por los sobresueldos de la cúpula de la entidad en 2010. "No me siento responsable de haber nombrado un equipo no competente. La prueba de su buena gestión son los elogios del Banco de España", ha recalcado durante su comparecencia, en línea con su actitud mantenida en sede judicial.
Hace escasamente una semana tuvo que declarar como investigado ante la Audiencia Nacional por otra causa, acusado de crear un agujero de 720 millones a la entidad mediante operaciones inmobiliarias presuntamente irregulares entre los años 2000 y 2007 a través de la filial Procam. "Todo el Consejo sabía que teníamos beneficios porque existía Procam. Suponía el 60% de los beneficios de la caja", ha relatado en el Congreso.
"A primera vista era muy inteligente, porque con cuatro o cinco empleados de control se manejaba una pirámide amplia. Ya les digo que era la cuarta inmobiliaria de España. ¿Qué no se hizo bien? Construir una estructura desmesurada respecto a las posibilidades de las cajas, y sobre todo encerraba un peligro enorme en caso de que se produjera una crisis económica", ha indicado. Después ha defendido que él propuso el desmantelamiento de esta estructura en 2006, sin tener ni siquiera en mente la posibilidad de que llegase una crisis económica como la que explotó más tarde.