Este martes se supo que NovaGalicia (NCG) ha iniciado el proceso de colocación de su división on line EvoBank, por orden expresa del FROB. En Cibeles comienzan a perder la paciencia con NCG y ha comenzado el proceso de despiece. En caso de culminar, no quedarán bancos gallegos, aunque en 2009, algunos VIP locales presentaron a las autoridades autonómicas un plan para mantener la ‘galleguidad’ financiera.
Fue concretamente en 2009. Determinados pesos pesados de la región plantearon al recién nombrado presidente de la Xunta, Alberto Núñez-Feijóo y a su consejera de Facenda, Marta Fernández Currás (actual secretaria de Estado de Presupuestos y Gasto), la necesidad de una fusión entre las cajas gallegas (Caixa Galicia y Caixa Nova) y el Banco Pastor.
El resultado de la operación habría sido una gran entidad financiera, con sede en la comunidad algo que, sin embargo, no pasó de las reuniones iniciales. Algunas fuentes presentes en esos encuentros señalan que tanto Feijóo como Fernández Currás (a la que se considera gran artífice de la fusión de las cajas) no vieron con buenos ojos la operación, ya que la entrada del Pastor suponía la pérdida de poder político sobre las otras dos entidades.
Capital público
Quienes formulaban esos planteamientos alertaban de que la fusión a tres bandas requeriría de una inyección de capital público, especialmente por las posiciones inmobiliarias de Caixa Galicia fuera del territorio, pero que una vez hecha, habría una entidad potente en la región.
Pero los acontecimientos se desarrollaron de otra manera: Caixa Galicia y Caixa Nova se fusionaron y la resultante tuvo que ser nacionalizada poco tiempo después. Hay gran escándalo con las indemnizaciones de sus ejecutivos.
Ahora, NCG debe vender su filial on line. Su presidente, José María Castellano, promete unos inversores que no llegan nunca, para evitar que el FROB se haga cargo definitivamente del grupo y proceda a su venta, despiece o liquidación. En los últimos tiempos habla de un fondo de inversión, algo que causa gran escándalo en el sector, ya que no es de recibo que un único inversor financiero se posicione en una entidad saneada con dinero público.
Los consejeros puestos por el FROB tienen un gran malestar por el blindaje político que tiene y ya en septiembre se marchó uno, Joquim Saurina, rumbo a Bankia. Los restantes, José Antonio Portugal y José Borrué, con experiencia previa en el BBVA, aguantan, pero fuentes financieras señalan que tienen un importante malestar ante un modo de actuar muy personalista de Castellano.
No sería extraño ver nuevos movimientos, aunque de momento el FROB ha ordenado la desinversión. También hay interés por comprar parte de la red comercial del grupo.
Galicia ha sufrido en los últimos tiempos la suspensión de pagos de Fadesa, la venta de Unión Fenosa, la desaparición práctica de las entidades financieras locales (el Gallego, a manos el Sabadell y el Etcheverría para el venezolano Banesco, por no hablar del Pastor integrado en el Popular) y Pescanova también sufre una crisis descomunal. Una desintegración del tejido empresarial que provoca desvelos en la Xunta.
Sin embargo, Feijóo hizo gala en sus promesas electorales de un mantenimiento de la industria financiera local. Algo que tiene técnicamente imposible ya, pese a los intentos por mantener bajo control a NCG.