La tensión que se vive en el Banco de España recuerda a la que lleva reinando en Oriente Medio. Después de años de grave crisis entre el cuerpo de inspectores y la cúpula, la llegada del nuevo gobernador parecía que había acercado posturas. Hasta la filtración del pasado jueves, que ha vuelto a crispar los nervios en la madrileña Plaza de Cibeles.
Como en las novelas de espionaje, dentro del Banco se analiza si el autor de la filtración de la reunión de la subgobernadora Margarita Delgado fue un 'lobo solitario' o si todo ha sido una maniobra intencionada -de la cúpula o la Asociación de Inspectores- para abrir una nueva crisis.
Este viernes hubo un intento de acercar posturas entre el director general de Supervisión, Julio Durán, -que será reemplazado pronto- y los inspectores. Buenas palabras y buenas intenciones, pero ninguno se fía realmente del de enfrente.
Los inspectores temen una caza de brujas por parte de Delgado y de su nueva número dos, Mercedes Olano, según avanzó Expansión. Su elección ha sido interpretada negativamente entre los inspectores, que ven en la antigua responsable de supervisión de BBVA un factor más de alejamiento con sus jefes, al no ser ni mucho menos próxima a la Asociación.
El pacificador
Lejos de ello, el nombramiento de Pablo Hernández de Cos como gobernador había servido para acercar posturas entre la cúpula y los inspectores. El número uno del regulador ha tenido acercamientos a todas las asociaciones del Banco, siendo el primero de los últimos gobernadores que trata de solucionar frontalmente los problemas.
Hay varios sobre la mesa. El más urgente el de las convocatorias de oposiciones para nuevos miembros de la inspección, que la Asociación criticaba que se habían hecho como método de purga de los inspectores críticos. Las últimas plazas puestas en concurso se acercan más a lo que piden los inspectores, por lo que estaban dispuestos a retirar la reclamación que habían presentado.
Los inspectores también se habían distanciado de la cúpula por la cesión de soberanía al BCE y el nuevo modelo de supervisión -inevitable a todos los niveles para Hernández de Cos- y por las críticas a cómo se gestionó la crisis financiera desde los despachos del Banco de España.
Casos como Bankia o Banco Popular han despertado duras críticas de los inspectores, que defienden que los jefes de Supervisión miraron para otro lado durante la crisis.
Delgado, a la que también criticaron en el Congreso por ello, afrontó esta cuestión en la reunión dinamitada por la filtración. "Se acabó el defender a la banca española. Ese espíritu tiene que desaparecer. Tenemos que ser justos", señaló. Buenas intenciones y acercamientos que pueden difuminarse por una acción que ha hecho mucho daño en el Banco.
Otro efecto colateral de la filtración es la posibilidad que haya un giro en la elección de nuevo presidente y secretario general de la Asociación, cuyo mandato actual concluye en noviembre. Las espadas están por todo lo alto en Cibeles, Hernández de Cos tiene un gran reto por delante para que se envainen.