La remodelación del estadio Santiago Bernabéu es uno de los proyectos privados de construcción más atractivos del actual panorama, adornado por un presupuesto de 525 millones que maneja el Real Madrid para llevarlo a cabo. No obstante, las compañías que se han interesado en participar en el proceso para optar a la ejecución de las obras se están encontrando con una dificultad técnica añadida: la exigencia por parte del cliente de que en ninguna fase de las obras haya zonas de asientos afectadas por los trabajos.
Una cuestión que el presidente del Real Madrid y principal valedor de la reforma del estadio, Florentino Pérez, reiteró de forma notable en la asamblea anual de socios del club, celebrada recientemente, como uno de los hitos positivos de la operación. Un intangible, al margen de las previsiones de carácter económico, pero que está causando más de un quebradero de cabeza a los técnicos de las constructoras a la hora de perfilar sus propuestas para acometer las obras.
"No es un factor menor. Todo proyecto de este tipo tiene su complejidad y más si se trata de una remodelación en lugar de levantar una instalación de este tipo partiendo de cero. Pero si además hay limitaciones a la hora de afrontar los trabajos, hay que rizar el rizo", se apunta desde una de las candidatas a llevarse el contrato.
Precisamente, el hecho de que se trate de una remodelación y la citada exigencia del club también tiene su traducción en el precio final de los trabajos. "Introducir otro tipo de técnicas y de elementos supone habitualmente un coste adicional. Y en este caso será inevitable para cualquiera que presente una oferta".
No obstante, el club parece dispuesto a hacer ese sacrificio económico antes que causar molestias a los aficionados, especialmente a los socios abonados. Con motivo de anteriores trabajos de mejora de las instalaciones del estadio, el club tuvo que llevar a cabo traslados de localidades que generaron cuantiosos problemas, algunos de los cuales acabaron incluso en los tribunales. Haciendo buena la expresión popular, todo parece indicar que el Real Madrid está "dispuesto a pagar" para evitar eso.
Decisión antes de primavera
Además, cabe tener en cuenta que está previsto que los trabajos se extiendan por un plazo de tres años, con lo que si el proyecto elegido implicara inutilizar determinadas zonas del estadio destinadas a los aficionados, las posibles molestias se prolongarían temporada tras temporada y probablemente en varias zonas del recinto, lo que incrementaría el malestar entre los habituales visitantes del Bernabéu.
Son precisamente esas dificultades técnicas las que están provocando que las compañías estén tomándose más tiempo del previsto para terminar de perfilar sus propuestas definitivas. Las previsiones del club pasan por tomar una decisión definitiva antes de la próxima primavera, entre los meses de febrero y marzo, con el fin de que las obras puedan dar comienzo al finalizar la presente temporada futbolística, en el mes de mayo.
Para entonces, el club también espera contar con todos los permisos y licencias que debe otorgar aún el Ayuntamiento de Madrid. Hasta entonces, el Real Madrid debe emplear el tiempo restante en cerrar el crédito que solicitará para financiar la remodelación, una vez que su plan inicial de contar con un socio que lo hiciera a cambio de poner un nombre comercial al estadio se viniera abajo.
La emiratí IPIC, controlada por el fondo Mubadala, rompió con el club presidido por Florentino Pérez después de que el Real Madrid se viera obligado a cambiar la idea inicial de la reforma, que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid hizo imposible.