Si hay que hablar del top diez de teléfonos Android del momento, sin duda el One Plus 10 Pro 5G debería estar dentro del ranking, a pesar de que se lanzó hace meses. En Vozpópuli hemos tenido durante quince días este terminal que es un siete prácticamente en todo. Su talón de Aquiles quizá sea que estamos ante una marca no conocida por una parte de los usuarios, si bien cualquiera con conocimientos básicos en telefonía móvil debería saber de la existencia de esta enseña asiática, que lleva años en el mercado y a la que se tiene como un buen fabricante.
Vayamos con el teléfono. El módulo de cámaras y el flash están incrustados en un marco de cristal muy resultón. En una tipografía muy discreta se puede leer la palabra 'Hasselblad' en uno de los laterales de ese cristal. Hace referencia al socio fotográfico del One Plus Pro 10 5G, que ha sido precisamente esta empresa, especializada en fabricar cámaras de fotos y cuya sede está en Gotenburgo, Suecia.
La unidad de prueba que hemos tenido en nuestras manos está desarrollada en su parte trasera en un material que está a caballo entre la cerámica y el plástico de calidad. El hecho de que se deje ver en mate no ayuda mucho a su identificación. pero lo cierto es que su tacto es muy agradable.
En multitarea, juegos o en conversaciones largas, la unidad que hemos probado se calienta más de lo normal. No parece razonable para un móvil que, como veremos más adelante, cuesta varios centenares de euros
El display es de tipo Fluid Amoled QHD+ de 120 Hz y tiene 6,7 pulgadas de tamaño. El ajuste es correcto, al igual que la visibilidad. Los amantes de las pantallas con colores fuertes la encontrarán un tanto apagada, pero a nosotros -para gustos, los colores- nos ha parecido perfecta.
En términos de velocidad de procesamiento no hay ningún pero. El Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1 hace correr el software con mucha fluidez. Un chip que es completado por 12 GB de RAM y 256 GB de ROM. Números de gama alta. Lo que no nos ha gustado es la forma en la que se calienta el terminal cuando se le da 'chicha'. En multitarea, juegos o en conversaciones largas, la unidad que hemos probado se calienta más de lo normal. No parece razonable para un móvil que ronda los 700 euros de precio.
La cámara de selfies tiene 32 megapíxeles de calidad -casi un estándar en la gama alta- mientras el módulo principal lleva tres sensores: uno de 48 megapíxeles y f/1.8, un gran angular de 50 megapíxeles y apertura f/22 (Samsung Isocell JN1) y un teleobjetivo de 8 megapíxeles. Se agradece la incorporación del zoom en lugar de una lente macro -cosa habitual en otras marcas-, pero su calidad deja que desear.
La batería es de los elementos más interesantes. Cuenta con 5.000 mAh de capacidad y carga rápida de 80W, con lo que en el entorno de los 30 minutos se carga al completo
No sucede esto, en general, con las fotos más clásicas. Los selfies se muestran nítidos y el efecto desenfoque es perfecto: ni mucho, ni poco. Además, si no gusta el que hay configurado por defecto, se puede ajustar. El equipo se defiende bien en espacios con poca luz, aunque es un aspecto mejorable. Nada que no suceda con su competencia. Esta es la asignatura pendiente de prácticamente todos los teléfonos móviles.
La batería es de los elementos más interesantes. Cuenta con 5.000 mAh de capacidad y carga rápida de 80W, con lo que en unos 30 minutos se alimenta por completo. Mención especial para la carga inalámbrica: alcanza los 50W, muy interesante para quienes no quieren cables.
El sistema de reconocimiento biométrico nos ha dado algún que otro problema cuando se usa el modo facial, aunque después de repetir la fotografía para reconfigurar esta opción ha trabajado mucho mejor. En cuanto a la conectividad, dispone de lo esperado: Wifi, bluetooth, 5G, entrada de carga y datos de tipo USB-C y ausencia de entrada estándar para auriculares (miniJack).