El automóvil ha sufrido en España su año más convulso, un año que comenzaba con buenos augurios y grandes expectativas alrededor del coche eléctrico, eje principal este año por la relevancia que tienen sus ventas para las marcas de cara a minimizar sus niveles medios de emisiones de CO2. El objetivo, evitar las millonarias multas que la Unión Europea ha previsto para quienes no cumplan con el objetivo fijado de los 95 g/km de CO2.
Se calcula que en 2021 los fabricantes podrán llegar a pagar un más de 30.000 millones de euros, un cálculo que llega de multiplicar por 90 euros cada gramo de media excedido y por el número de unidades vendidas. Por ello, el coche eléctrico se ha convertido en foco de prácticamente todos los fabricantes. No sólo el coche eléctrico en sí, sino las diferentes opciones de electrificación, en especial los híbridos enchufables que cuentan con motores eléctricos de funcionamiento independiente capaces de ofrecer unos 50 kilómetros de autonomía.
Una apuesta que ha hecho que en 2020 hayamos vivido una avalancha de nuevos modelos eléctricos, con precios poco a poco más competitivos frente a los coches de combustión y que ya contemplan versiones por debajo de los 20.000 euros, aunque en general sigue siendo una tecnología no al alcance de todos los bolsillos. Eso sí, la importante caída del mercado de turismos global y el continuo avance del coche eléctrico ha hecho que estos hayan ganado cuota en el mercado. Y es que frente a una caída de las matriculaciones superior al 30%, las ventas de coches eléctricos crecieron casi un 40%
Un desarrollo el del coche eléctrico que ha llevado a la propia industria española a tener que ir adaptándose casi mes a mes a las exigencias del mercado, con las dificultades que ello plantea en las previsiones de producción de una u otra tecnología. Afortunadamente, España cuenta para los fabricantes a la hora de adjudicar la producción de estos nuevos modelos de cero emisiones. De hecho, las tres plantas españolas del Grupo PSA ya producen modelos 100% eléctricos, la de Renault en Valladolid modelos híbridos enchufables como también lo hace la de Ford en Almussafes o la emblemática planta de Seat Martorell.
Pero si en la producción de eléctricos España está cogiendo peso, en lo que a infraestructuras se refiere 2020 ha mantenido a nuestro país a la cola de Europa, y aunque se avanza en puntos de recarga, seguimos haciéndolo a un ritmo inferior al de los principales países europeos.
Caída de empleo
Pero el impacto de la crisis del coronavirus ha sido devastador en el sector del automóvil español, reflejado en una caída de ventas de turismos cercana al 40% pero, sobre todo, en la empleabilidad del sector, con miles de puestos de trabajo perdidos tanto en fábricas como en concesionarios. Los últimos datos reflejan que el volumen de empleo en el conjunto del sector español del automóvil se situó en 540.500 personas durante el tercer trimestre del año, lo que supone una bajada del 3,5% en comparación con el mismo período del año anterior.
Y es que los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) señalan que la automoción española perdió en su conjunto casi 20.000 puestos de trabajo en el tercer trimestre de este año respecto a las 560.300 personas empleadas en el mismo período de 2019 fruto de la caída de la producción. Los últimos datos de la patronal española de los constructores Anfac, referidos a los nueve primeros meses del año, señalan que las fábricas nacionales han sufrido un retroceso de casi el 28% respecto a 2019.
En lo que al empleo en las fábricas se refiere, el tercer trimestre cerró con una plantilla total en España de 220.300 personas, lo que supone una reducción de 7.800 empleos, un 3,4% menos que el dato anterior. Por su parte, los concesionarios y talleres de reparación finalizaron el tercer trimestre del año con 320.200 trabajadores, un 3,6% menos, que supone en la práctica la pérdida de otros 12.000 puestos de trabajo en comparación con el año pasado.
Pero además de ajustes de empleo en fábricas y concesionarios, 2020 quedará marcado por el cierre anunciado no sólo de las plantas de Nissan en Barcelona, sino de varias empresas de componentes, casualmente todas ellas en Barcelona. Entre ellas Bosch, que ha confirmado que cerrará su planta de Castellet i la Gornal (Barcelona) en noviembre del próximo año, alargando al menos cinco meses la actividad de la misma respecto a los planes iniciales.
La también multinacional alemana Continental Automotive llegó a un principio de acuerdo para la salida de los casi 800 trabajadores de la planta de Rubí (Barcelona) que cerrará a finales del próximo año. Un anuncio que llegaba tras presentar pérdidas de 1.168 millones de euros en los tres primeros trimestres del año. Otra empresa de componentes, Faurecia, proveedora de Seat y ubicada también en Barcelona, anunció un ERE para despedir a 160 de los 308 trabajadores de la planta de Abrera.
Apoyo industria a la covid
Ajustes en el sector industrial de la automoción española que sin duda no se hubieran dado de no mediar la covid-19, pero que pudo demostrar el principio de la misma allá por los meses de marzo y abril un total compromiso en la lucha contra la pandemia. Varias fueron las fábricas que se pusieron manos a la obra para ello fabricando material sanitario y poniendo en marcha otras iniciativas de ayuda a hospitales de manera voluntaria. La industria de la automoción estuvo altamente comprometida con la lucha contra el coronavirus y dispuesta a aportar todo lo que pudo en los peores momentos de la crisis sanitaria.
Entre las diversas acciones llevadas a cabo, las impresoras 3D se utilizaron para la fabricación de viseras, gafas, máscaras de protección y mascarillas, tanto por iniciativa de la propia empresa como por empuje de los trabajadores, que presentaron iniciativas respaldadas y financiadas por las compañías. Otras, por su parte, cedieron sus flotas a los hospitales de toda España para el traslado del personal sanitario en las mejores condiciones de seguridad, para el reparto de medicinas o para otras necesidades de asistencia.
Miedo al transporte
Pero si algo ha generado la covid-19 en estos meses de pandemia ha sido un cierto miedo al transporte público que ha provocado un cambio de tendencia en la movilidad, ganando peso después de muchos años de caída la opción del transporte individual. Así lo señala un estudio de la consultora Capgemini en relación a la covid-19 y el consumidor de automoción, que recoge, entre otras muchas apreciaciones, que las principales razones de compra de un turismo en España son sanitarias.
Nada menos que un 76% así lo declara provocado por el miedo a la posibilidad de contagio en el transporte público y las limitaciones que se han estado marcando para utilizarlo, lo que va a hacer aumentar de manera notable la utilización del transporte privado. Un 43% de los españoles indica que en el futuro preferirá utilizar un vehículo privado frente al transporte público; un 36% está evaluando la compra de un vehículo y un 11% lo considera seriamente.
Polémicas con las ITV
Miedo no, pero sí polémica, se generó a causa de la covid-19 en las ITV. Y es que el estado de alarma hizo que miles de conductores vieron como les vencía el plazo de la ITV en los meses de confinamiento en muchos casos e incluso, tras el fin del mismo, los plazos para poder pasarla se alargaban por el retraso provocado y el exceso de vehículos e inspecciones que impedía cumplir con todos los afectados.
Y aunque el Gobierno prorrogó la validez de las ITV en algunos casos durante varios meses, a la hora de pasarla la fecha que se asignaba para la siguiente inspección podía llegar a ser tan sólo días después de haberla pasado, algo que sucedía por ejemplo en el caso de camiones o furgonetas que deban pasarla cada seis meses.
Por ello, diversas asociaciones de usuarios presentaron un recurso ante el Tribunal Supremo, quien decidió suspender cautelarmente la norma que establecía que el plazo de validez de las ITV se contabilizara a partir de la inspección realizada, descontando el periodo de prórroga que se concedió por el estado de alarma debido a la pandemia del coronavirus.
Fusión de los grupos Fiat y PSA
Avalancha de eléctricos al margen, la noticia a nivel de fabricantes este año ha sido el de la fusión del grupo automovilístico ítalo-estadounidense Fiat Chrysler (FCA) y el francés PSA, que ya han recibido el visto por parte de la Unión Europea y con la que se ha creado el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo, bautizado como Stellantis. El Consejo de Administración de la nueva empresa nombró como presidente a John Elkann, vicepresidente a Robert Peugeot y consejero delegado a Carlos Tavares.
Una fusión que ha dado lugar a todo un gigante en el sector, dos empresas automovilísticas que venden casi nueve millones de automóviles a nivel global, una facturación en el entorno de los 170.000 millones de euros al año y unas sinergias finales de 5.000 millones de euros anuales frente a los 3.700 estimados en el acuerdo inicial.
Subida precios WLTP
Y si el sector en su conjunto finaliza 2020 sin duda tocado, la puntilla en este final de 2020 puede llegar con la decisión del Gobierno de no modificar los tramos de los impuestos asociados a las emisiones de CO2 que entran en vigor el próximo 1 de enero. La ansiada recuperación del mercado para el año que viene podría verse frenada con la previsible subida de precios de los coches fruto de esa polémica nueva normativa de homologación de emisiones.
Y es el precio de los vehículos nuevos se prevé que subirá entre 600 y 1.000 euros a partir del 1 de enero por la entrada en vigor de la nueva normativa de emisiones WLTP, ya que muchos modelos que hasta ahora no pagan el impuesto de matriculación tendrán que asumirlo debido a que la nueva regulación es más estricta y aumentará los niveles de emisiones homologados de los coches.
Todo ello debido a que en la actualidad aquellos automóviles que emiten menos de 120 gramos de dióxido de carbono (CO2) por cada kilómetro no pagan impuesto de matriculación. Con la nueva normativa, más exigente, serán muchos los vehículos que superen esta franja y comenzarán a pagar un 4,75% de su precio por esta tasa si el Gobierno no actualiza las tablas como ya han hecho en Francia o Portugal.