Este martes se reunió el equipo económico que colabora con Rubalcaba antes de recibir del ministro de Economía, Luis de Guindos, explicaciones sobre el decreto que hoy irá al Consejo de Ministros. El PSOE ha decidido no hacer demasiado ruido en la nacionalización de Bankia con el argumento de que se trata casi de un asunto de Estado del que depende la estabilidad del sistema financiero y también la tranquilidad de millones de pequeños ahorradores y accionistas. Eso sí, al tiempo que salva la gestión de Rodrigo Rato al frente de la entidad –“Hay muchos años de mala gestión, Bankia no ha llegado a esta situación en un mes”, ha dicho Rubalcaba–, enfoca el espejo retrovisor hacia los trece años largos en los que Miguel Blesa pilotó la antigua Caja Madrid. Y también hacia los siete que duró José Luis Olivas al frente de Bancaja.
El decreto bancario se votará el jueves junto a los recortes en sanidad y educación
Cosa bien distinta es el decreto que el Gobierno abordará hoy en el Consejo de Ministros para limpiar el ladrillo del balance de los bancos. Por calendario parlamentario se vota en el Congreso el próximo jueves, junto a otros dos decretos que encierran los ajustes de 10.000 millones de euros en sanidad y educación. Y el PSOE no quiere correr el riesgo de que los ciudadanos le acusen de ayudar a abrir el grifo del dinero público para los bancos mientras el Gobierno mete la tijera en los servicios sociales.
Esta es la razón política que, posiblemente, conducirá a los socialistas a la abstención o bien al voto en contra. A ella se suma otra muy práctica: Rubalcaba mantiene en stand by su comunicación con Mariano Rajoy y no quiere darle en estas condiciones un cheque en blanco en asunto tan sensible como el de arrojar salvavidas a los bancos en dificultades, a no ser que haya un compromiso firme del presidente de negociar con el PSOE las principales operaciones financieras pendientes de las que depende el futuro de Ibercaja, Unicaja, el Grupo BMN, las cajas integradas en Liberbank, las cajas gallegas, CatalunyaCaixa y el Banco de Valencia.
El PSOE ha arropado su aspiración a influir en lo que resta de consolidación de la banca mediana con varios principios muy básicos de cara a la galería: que el proceso de restructuración del sistema financiero finalice sin que palme dinero el contribuyente y con la apertura del crédito a familias y empresas. Es decir, lo obvio.