Paradojas de la política: Junts, un partido que aboga por 'partir' el territorio nacional, se ha convertido en el gran aliado de las empresas españolas en su batalla contra el polémico 'impuestazo'. A pocos días de que expire el plazo para tramitarlo, energéticas y bancos confían en que la formación catalana puede frenar la 'afrenta' fiscal del Gobierno. Por dos razones. La primera es el desmarque del PNV, favorable a respaldar las 'tasas' en base a sus propios cálculos políticos. La segunda es la que está generando enorme sorpresa en los círculos empresariales: la indecisión del PP.
En algunos despachos 'VIP' del Ibex se palpa cierto estupor por la postura de Génova. O, mejor dicho, por la ausencia de ella: no hay una posición firme frente al 'rejonazo' impositivo, que pone en riesgo inversiones millonarias en España. Ya no se trata de una amenaza. Repsol ha trasladado a Portugal un proyecto y ha dejado claro que el impuesto afectará al ritmo inversor previsto en sus grandes complejos industriales (tiene cinco refinerías). Cepsa -que tiene otras tres- también acaba de advertir que sus inversiones previstas en España están en 'stand by'.
A estas alturas, los partidos políticos han puesto boca arriba sus cartas. "Junts tiene decidido al 95% que votará en contra de los dos impuestos", afirman fuentes próximas a la formación que lidera Carles Puigdemont. Hay demasiados intereses catalanes en juego y los afectados han redoblado la labor de lobby. El más urgente es ahorrarle el varpalo a Naturgy y CaixaBank. Pero hay otras lecturas. Por ejemplo, no es, precisamente, el mejor momento para restarle recursos al Sabadell, en plena pugna con el BBVA para evitar su absorción. Los millones que se llevará Hacienda son más necesarios para la entidad que preside Josep Oliu, que podria usar dividendo como artillería defensiva.
El PNV también ha dejado clara su posición, sorprendiendo a propios y ajenos. La formación que lidera Andoni Ortuzar quiere arañar más cotas de independencia fiscal gestionando los nuevos impuestos permanentes. Ha intentado calmar a Repsol, la compañía energética más afectada, ofreciendo deducciones fiscales posteriores. La multinacional ejerce gran influencia en el partido, porque su filial Petronor está afincada en suelo vasco. Y porque su consejero delegado, Josu Jon Imaz, lideró en su día el PNV.
El problema es que la vía alternativa vasca no compensa a Repsol, que tiene la sede en Madrid y sufrirá de lleno el impacto del impuesto en el resto de España. La solución que propugna la cúpula también refleja cierta ansiedad en las filas peneuvistas. "Hay una presión enorme por su dependencia del PSOE en el Gobierno de Euskadi y por la fuerza de Bildu", afirman fuentes cercanas a la formación conservadora. Ambos factores explicarían el apoyo a una medida tan 'anti capitalista' como la que impulsa Pedro Sánchez.
Las posturas de otros grupos con peso en el Parlamento también son meriadanas: Sumar y Bildu, a favor; Vox, en contra. Por tanto, sólo queda por saber qué hará el PP. Para algunos analistas próximos a Génova, la indecisión sobre el 'impuestazo' es un fiel reflejo de ciertas contradicciones que laten desde hace tiempo en materia económica. Según las mismas fuentes, si los populares han dejado la puerta abierta a respaldar -o al menos no frenar- las tasas, se debe a la influencia que está ejerciendo sobre Alberto Núñez Feijóo la Fundación Reformismo 21.
La organización que preside Pablo Vázquez presta apoyo a Génova como laboratorio de ideas. Y en sus filas hay quienes vienen planteando un viraje hacia lo social de las propuestas económicas, con el fin de pescar votos en caladeros del PSOE. El gran ejemplo es el sorprendente giro sobre la reducción de la jornada laboral que mostró recientemente Feijóo. La posibilidad de abstenerse o apoyar ahora los impuestos a banca y energética obedecería al mismo objetivo. Sobre todo en el segundo caso. Sería otro giro hacia políticas medioambientales más 'verdes', para acceder a otro estrato del electorado. Ese cambio beneficiaría a compañías como Iberdrola, en detrimento de Repsol o Cepsa.
Quiénes influyen en Feijóo
"El PP tiene un problema", afirman fuentes conocedoras de la maquinaria interna de Génova. "Hay tres 'entes' que aportan ideas y propuestas de acción en materia económica, pero no hay vasos comunicantes entre ellas. Tampoco hay un equipo que se encargue de centralizar y canalizar ese material hacia la cúpula".
Por un lado, está Génova, con un equipo sobrado de buenas ideas, pero corto de medios y manos para competir con el inmenso departamento de fontanería de Moncloa. Lo lidera Juan Bravo, que se ha alzado como un auténtico todoterreno. Por otro, está la Fundación Reformismo 21, que da cabida a economistas que ya han tenido responsabilidades políticas, como Luis Garicano, Román Escolano o el propio Pablo Vázquez. Hay una 'corriente' más: el grupo parlamentario, con nombres como Jaime de Olano o Francisco Conde. Ambos tienen en común que son gallegos, al igual que Vázquez. Todos forman parte del 'núcleo duro' de Alberto Núñez Feijóo. Y todos quieren influir en el líder.
En los próximos días, el presidente del PP tendrá que concretar la postura sobre el polémico 'impuestazo'. Y en las próximas semanas, definir el rumbo de la política económica de cara a las próximas elecciones generales. Los grandes empresarios del Ibex están expectantes.